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Cisma

Los cismas han sido muy importantes no sólo en el ámbito religioso sino también en la Historia en general, precisamente por el protagonismo de la Iglesia; de ahí la necesidad de conocer qué son y cuáles fueron los principales. Por cisma se entiende la separación de la Iglesia Católica de algunos miembros al negar la obediencia al papa, no reconociendo su autoridad.

El primer cisma importante fue el de Oriente en el siglo X, cuando el patriarca de Alejandría proclamó que era igual que el papa de Roma. En ese momento nació la Iglesia Ortodoxa. El siguiente fue el Gran Cisma de Occidente, entre 1378 y 1417, cuando la Iglesia llegó a contar con tres papas. Este cisma surgió cuando Clemente VII se marchó de Roma al ser atacada la ciudad por las tropas imperiales de Luis de Baviera. El pontífice se estableció en Avignon con el fin de obtener el apoyo y la protección del rey francés. Mientras tanto, en Roma se eligió como papa a Urbano VI, y cuando murió se nombró a Bonifacio IX. Por su parte, en la ciudad francesa, al fallecer Clemente VII, se eligió a Benedicto XIII. La situación, por lo tanto, era caótica. Para solucionar este conflicto y restaurar la unidad de la Iglesia se reunió el Concilio de Constanza, en el que se instó a Juan XXIII, sucesor de Bonifacio IX, a que renunciase a su dignidad papal. También se hizo lo mismo con Benedicto XIII, que se negó, aunque se encontraba sin apoyos políticos. Por fin, en 1417 se eligió a Martín V como papa, siendo admitido por todas las partes. Este cisma tuvo graves repercusiones para la Iglesia Católica porque se produjo un claro cuestionamiento de la autoridad papal que, con otras causas, estaría en el origen de la futura Reforma protestante a principios del siglo XVI. En ese momento, la división en el seno del cristianismo occidental sería completa. Lutero abrió la puerta a la creación de otras confesiones cristianas. En primer lugar, el luteranismo, pero también el calvinismo de la mano de Calvino.

Por otra parte, se produjo otro cisma importante de forma paralela a la división entre católicos y protestantes. En Inglaterra, el rey Enrique VIII negará la autoridad papal cuando Roma no acepte el divorcio de Catalina de Aragón, su primera esposa. El monarca inglés promulgó el Acta de Supremacía, por la que se convertía en la cabeza de la Iglesia de Inglaterra, surgiendo el anglicanismo.

Enrique VIII

Enrique VIII por Hans Holbein el Joven, h. 1539–1540, Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma.

(La imagen es una foto de Wikimedia Commons en el dominio público).

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