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Ceremonia católica como funeral de Estado por las víctimas del terremoto en Italia

Esta mañana se ha celebrado el primer funeral de Estado por las víctimas del terremoto que el pasado miércoles devastó el centro de Italia. En una ceremonia religiosa celebrada en el polideportivo municipal del barrio de Monticelli, enAscoli Piceno, reconvertido en morgue, el obispo de la ciudad, Giovanni D’Ercole, lanzó un mensaje de esperanza en medio de tanta destrucción. «Polvo. Todo es polvo. Y sin embargo, debajo de los escombros, hay algo que nos dice que nuestras campanas volverán a sonar. Nuestra tierra está poblada de gente que no pierde la valentía».

La ceremonia ha contado con la asistencia del presidente de la República, Sergio Mattarella, el primer ministro, Matteo Renzi, acompañado por su mujer Agnese Landini, y los presidentes de la Cámara de los Diputados y del Senado, Laura Boldrini y Pietro Grasso.

Uno de los momentos más emocionantes fue cuando el obispo leyó uno por uno el nombre de las víctimas presentes. Una lista maldita a la que se añadió una más durante la homilía. «No tengáis miedo de gritar vuestro sufrimiento, pero no perdáis la valentía. Juntos reconstruiremos nuestras casas e iglesias, juntos daremos de nuevo vida a nuestras comunidades, partiendo de nuestras tradiciones y de los escombros».

El funeral se celebró en honor a 35 de las 49 víctimas del terremoto en Arquata del Tronto, un pueblo de a penas 1.200 habitantes en la región de Las Marcas, que junto con Accumoli y Amatrice, en Lazio, cuentan con el mayor número de víctimas mortales. Este viernes en Roma y Pomezia se celebraron los primeros funerales de carácter privado.

El devastador terremoto no perdonó la vida ni siquiera de los más pequeños. Entre los 35 ataúdes de la morgue instalada en el polideportivo municipal de Monticelli, junto al hospital de la ciudad, había dos pequeñas cajas blancas. Una pertenece a Marisol, el bebé de a penas 18 meses que murió en Arquata del Tronto. Su madre había conseguido sobrevivir al terremoto del Aquila en 2009. La otra es de Giulia, la pequeña de 9 años fallecida junto a su hermana Giorgia, de 4, que fue rescatada con vida por los bomberos tras 17 horas sepultada bajo los escombros de su casa en Pescara del Tronto, una pedanía de Arquata.

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