Polémica por la receta educativa puesta en marcha en Francia por el Gobierno
El enconado debate que España vivió a cuenta de la asignatura de Educación para la Ciudadanía no es una singularidad de su sistema educativo. El curso ha comenzado en Francia con una polémica similar por la incorporación de la llamada “Enseñanza moral y cívica” (EMC), que pone el acento en la sacrosanta laicidad de la República Francesa. Los padres de los alumnos tienen estos días que suscribir la Carta de la laicidad,los mandamientos del laicismo en la escuela: separación de Iglesia y Estado, prohibición de signos ostentosos religiosos (el velo, por ejemplo) y libertad de creer o no creer, entre otros.
Los 17 asesinatos yihadistas de enero en París en la revista Charlie Hebdo y en un hipermercado de comida judía obligaron a los franceses a revisar su sistema docente. Los terroristas eran ciudadanos galos educados en la escuela republicana. En días posteriores, hubo manifestaciones inquietantes en unos 200 colegios, especialmente entre alumnos musulmanes. Algunos aplaudieron los ataques. Otros proclamaron “Je ne suis pas Charlie” (Yo no soy Charlie).
El Gobierno socialista de François Hollande cree que la medicina contra el radicalismo religioso es formar a los jóvenes en la laicidad. En marzo se empezaron a preparar los primeros instructores. A final de año, habrá 300.000 profesores especializados. Los sindicatos del sector han pedido que se retrasase la puesta en marcha de la nueva asignatura. La ministra del ramo, Najat Vallaud-Belkacem, se ha negado. Los críticos solo han conseguido, hasta el momento, el cambio de nombre, pues al principio se pretendió llamar “moral laica”.
La EMC va acompañada de la enseñanza general de los valores de la República y, de vez en cuando, se le pregunta a la ministra si Francia pretende luchar contra el yihadismo haciendo cantar la marsellesa a los niños. La cantarán, como ahora, y disfrutarán el 9 de diciembre de una jornada semifestiva para conmemorar la aprobación de la ley de 1905 que estableció la separación entre Iglesia y Estado. La polémica sigue viva y el escepticismo también.