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«Bienvenida a La Bañeza», dijo el alcalde a la Virgen

Será que lo bueno se hace esperar. O será que la devoción mueve montañas o quizá que bien lo merecen las gentes de las tierras bañezanas. Sea por uno u otro motivo ayer la Virgen del Castro volvió a salir de su santuario en Castrotierra de la Valduerna para pisar suelo de La Bañeza, nada menos que 27 años después desde la última vez que lo hizo.

La esperada visita se fraguó durante la presentación del libro dedicado a la Virgen, que la Fundación Conrado Blanco presentó en julio. Entonces el alcalde bañezano propuso a las autoridades eclesiásticas la posibilidad de la que la imagen que une a todas estas comarcas recalara de nuevo en la ciudad. Y así ha sido.

Ayer, unas 4.000 personas llenaron la plaza Mayor de La Bañeza para dar un caluroso recibimiento a la Virgen, que salió sobre las cinco de la tarde del santuario rodeada de los pendoneros, los paños y las varas. Pasadas las 20.30 de la tarde, la comitiva entró en la ciudad, aunque el momento álgido se vivió en la plaza Mayor. Ahí, en el corazón bañezano, los vítores, los aplausos, el repique de campanas y el choque de las castañuelas no dejaron indiferente a nadie.

Y, es que la Virgen del Castro une. Y con ella nunca puede faltar la devoción y la tradición más profunda de las gentes de las comarcas bañezanas y de la propia ciudad. Fue el pendón de La Bañeza, anfitrión del evento, el primero en llegar a la plaza. Completados los diez kilómetros que separan el santuario de la ciudad, La Bañeza volvió a abrazar a la patrona de estas tierras.

«Ella es para todos motivo de unión, de esperanza y optimismo para conseguir un futuro mejor», aseguró el alcalde, José Miguel Palazuelo. «Bienvenida a La Bañeza», dijo mirando a la Virgen, un recibimiento extensivo a todas las gentes de las tierras bañezanas. Y, así, bajo una lluvia de flores y los colores de los pendones del Viejo Reino, la Virgen del Castro ya reina en La Bañeza.

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