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Bautizos y comuniones civiles

No se acabarán nunca las polémicas sobre las bodas civiles y ya estamos con las comuniones y los bautizos, también civiles. Sí, aunque nos dé la risa resulta que existen de verdad, no son chistes, y es que aunque suene raro se están poniendo de moda los bautizos y las comuniones civiles. Los primeros a modo de presentar al niño en sociedad y nombrarlo a efectos legales, es decir, también darle nombre, aunque eso se supone que ya se hizo en el registro con la madre aún en el hospital; las segundas, las comuniones civiles también son un modo de presentar al niño algo más crecidito, como una especie de puesta de largo infantil, eso sí, ante los familiares, compañeros y amigos, una comunión sin comunión ni sacramento.

¿Pero qué está pasando en la sociedad para que ocurran estas imitaciones de religiosidad, cuando precisamente a lo religioso no quieren parecerse? No parece sino que quieren tomar lo que tiene de festivo y simbólico pero restándole lo que tiene de profunda solemnidad y marcado mensaje cristiano.

Este laicismo imperante es tan chocante que hace reír a los creyentes y a los que no lo son. Puede ser que el ser humano necesite de ceremonias festivas, vengan del signo que vengan, para demostrar que está vivo y para lucirse ante el resto de los mortales, con sus vástagos bien arregladitos y a punto de caramelo para dejar constancia mediante fotos y recuerdos de que por tal o cual motivo, con el niño se hizo una fiesta en su honor y se le colmó de besos y regalos. No importa tanto si se le aconseja eso de «ahora tienes que ser bueno», frase que a todos nos decían las abuelas, relacionada con la moral católica y que pienso que a ningún niño le haría mal.

¿Y qué esta pasando actualmente en la Iglesia que no acoge como debiera a los que a lo mejor y de buenas maneras quieren acercarse a ella y les hace sufrir cursos prolongados y burocracia sin fin para realizar los mismos actos religiosos que siempre se hicieron sin tantos años de preparación catequística?

Unos y otros podrían tomar ejemplo de las sagradas escrituras. María fue presentada sencillamente en el templo por sus padres. Jesús fue presentado también en el templo de Jerusalén por sus padres, desconocemos las exigencias de aquellos tiempos, porque no se había instituido el Bautismo como tal. El mismo Jesús fue bautizado en el río Jordán, lugar donde hace muy poco ha sido visitado por el Papa Benedicto XVI. Si de ahí arranca el Bautismo, ¿qué similitudes tiene con el actual? Y los otros bautismos cristianos no católicos como los ortodoxos, ¿no serán válidos?

Bautismo de mar es la andadura de estreno de un barco, bautismo de aire es el vuelo de estreno de un avión. Bautizar viene asociado a la palabra estrenarse en algo, comenzar una nueva vida y los laicos, sean o no famosos llaman a esto bienvenida a la vida civil y democrática, a celebrar con ello que el niño es un ciudadanito con derechos (y algún deber por ahí olvidado), y lo más curioso es que no les lee sus derechos un empleado del registro civil, que a lo mejor sería el equivalente, sino un alcalde.

¡Ay, qué inventará el ser humano para intentar eso, ser racional y humano, o para reírse del poder en cualquiera de sus formas! Si bautizar es poner nombre a algo, ¿cómo llamaremos a estas fiestas familiares y amistosas, con todo el glamour pero de espaldas a la Iglesia?

Si al vino se le bautiza con agua por aquello de que festivamente también es bautizar echar agua sobre alguien, los padres y padrinos, que no sabemos si haberlos los habrá en estas raras y novedosas celebraciones, pueden decir que acaban de adulterar al niño muy civilmente.

Si encima el acto lo difunden los famosos, la moda cundirá como el mejor ejemplo chic de ciudadanía posible. Esos niños harán historia y además nadie necesitará a nadie para organizar una fiesta celebrando lo que no se sabe que se celebra, o sí. Bautizos raritos y pioneros son estos.

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