Miles de mujeres salieron a protestar en Sana y otras ciudades este fin de semana, desde el viernes de oración. Pese al laicismo presidencial, vestían ropas islámicas pero sostienen que la Shariyá les permite manifestar en calles y plazas.
Poco antes, Alí Abdulá Saleh señaló que, para las mujeres, era “contra la ley musulmana sumarse a marchas políticas”. Casi por casualidad, el mismo viernes, en Túnez, la nueva constitución ponía a ambos sexos en pie de igualdad parlamentaria.
Las yemeníes, en cambio, apelaban al traje ortodoxo –velo completo o burqa inclusive-, reivindicando el carácter religioso de su protesta. Pero su móvil era exigir la renuncia de un presidente vitalicio que dura casi treinta años y no presta atención a la Shariyá.
“Al parecer, este autócrata fracasó en instrumentar las tribus en su favor o en usar la fuerza policial contra el pueblo”, subrayaba Samiyá al-Aghbarí, líder del movimiento femenino. Entretanto, Saleh reiteraba sus advertencias sobre una guerra civil si no lo dejan organizar una transición pacífica.
A juicio de observadores en Yemen, Egipto e Irak, el presidente se alarmó al ver desfilar tantas mujeres veladas, codo a codo con varones vestidos de varias formas. Furioso ante el inédito espectáculo, Saleh lo atribuyó a “una oposición mentirosa, renuente a reconsiderar las reuniones con el gobierno, interrumpidas días atrás.
“Esta gente explota el sentimiento religioso –acusó- con fines políticos”. Sólo en la capital, unas cinco mil mujeres salieron a protestar contra el presidente y sus familiares. También había manifestaciones en Adén y Ta’iz, apoyadas por la coalición opositora que combina laicos y musulmanes de ambas alas, la sunní y la shiita. La primera está dominada por el partido Islah o congregación reformista.
Mientras el mandatario condenaba a las mujeres por “mancillar la bandera”, algunas madres llevaban a sus hijas con ellas pintada en la cara y una palabra, “vete”. Según la ley, las menores de trece o las prometidas no llevan velo obligatorio. “Si Saleh leyera el Corán, no haría semejantes acusaciones. Demandamos –apunta Samiyá- que este hombre sea sometido a la ley islámica”.