El presidente pregona ante el Parlamento turco su «profundo aprecio» por la fe musulmana El dirigente insta a armenios y turcos a iniciar el diálogo para «hacer las paces con su pasado»
El presidente de EEUU, Barack Obama, visitó ayer por primera vez un país de mayoría musulmana y aprovechó la ocasión para tender una mano al mundo islámico. "EEUU no está ni estará nunca en guerra con el islam", dijo en un discurso ante el Parlamento turco. Sus palabras fueron seguidas atentamente por toda la nación, a pesar de que algunos grupos de izquierda se reunieron en el centro de Ankara para protestar contra "el imperialismo yanqui".
Turquía es la última etapa del viaje europeo de Obama, quien fue recibido con grandes titulares llenos de esperanza por haber reconstruido los vínculos entre Washington y Ankara. "Ahora las relaciones turco-americanas entran en una edad de oro", dijo, ufano, Ahmet Davutoglu, el principal consejero en política exterior del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. La visita también sirvió para intentar tender puentes con Irán, país al que Obama calificó de "gran civilización". "Los líderes de Irán deberán elegir entre si intentan construir el arma o construir un futuro mejor para su gente", afirmó el presidente.
Obama comenzó el día visitando el mausoleo del fundador de la república, Mustafá Kemal Atatürk. Después, siguió la negociación con el presidente turco, Abdulá Gül, de temas candentes –el conflicto kurdo, Irak, Oriente Próximo, Afganistán, Chipre y el Cáucaso– y por último viajó a Estambul, donde asistió al cóctel del II Foro de la Alianza de Civilizaciones.
En este sentido, Obama manifestó ante los diputados turcos su "profundo aprecio por la fe musulmana, una religión "que tanto ha hecho a lo largo de los siglos para mejorar el mundo, incluido mi propio país", afirmó el presidente de EEUU. Por ello, la Administración demócrata presentará una serie de proyectos que ayudarán a restablecer la confianza de los países islámicos.
LAS MATANZAS En la rueda de prensa, se preguntó a Obama por el llamado genocidio armenio –la matanza de cientos de miles de armenios por el Imperio otomano en 1915– ya que el líder norteamericano prometió en su campaña que usaría la palabra "genocidio" en lugar de los eufemismos habituales en la carta que Washington envía a la diáspora armenia cada 24 de abril. Ese día se conmemora la detención y ejecución de dos centenares de notables armenios en Estambul, primer acto de una deportación masiva que cambió la estructura social de Anatolia y de Oriente Próximo.
Obama dijo que "piensa lo mismo" sobre las matanzas de armenios, lo que quiere decir que sigue opinando que estos hechos constituyeron un genocidio, y, en un discurso ante el Parlamento, instó a los diputados a "hablar" del tema. Luego se lo dijo en persona a los ministros de Exteriores turco y armenio. "La historia está llena de verdades trágicas; cada país debe hacer las paces con su pasado, pero no soy yo quien tengo que hablar del tema, sino armenios y turcos", pidió. Aun así –precaución diplomática obliga– dio a entender que no utilizará esta palabra, maldita en Turquía, en su carta del 24 de abril. La razón es simple: podría descarrilar el acercamiento en curso entre turcos y armenios que, según Obama, dará frutos en un futuro breve.
Durante su visita al gran aliado turco, el presidente norteamericano repitió su apoyo a la entrada del país a la Unión Europa, una posición que le enfrentó a Francia y a Alemania en la reciente cumbre con la UE.