Los curas tensan otra vez la negociación de la fusión con Unicaja ø Pero el órdago ahora es ante el Banco de España, que tiene el futuro de la entidad en sus manos
Como si lo que tuvieran entre las manos fuera el cepillo de la misa del domingo. Así está manejando la Iglesia a Cajasur, la entidad que controla y que se encuentra al borde del abismo. Agitan el cepillo ante el Banco de España para que oiga como suenan las monedas. Pero parece que los sacerdotes ignorasen que esos cuatro duros ya no dan para pagar los cirios ni para tapar las grietas del techo del templo. "Cajasur no puede ni cerrar el año ella sola", reconoce un miembro de la entidad.
Lo malo es que los curas sí saben lo que hay dentro del cepillo. Y, de momento, han ignorado la última advertencia explícita del Banco de España para que se avance en el proceso de fusión con Unicaja. Si no, la caja será intervenida y subastada. O se liquidará directamente si no hay comprador. Se ha dado de plazo para cerrar el acuerdo hasta el 1 de diciembre. Si los consejos de ambas entidades no remiten el martes el plan de negocio conjunto para la fusión al Banco de España, al día siguiente ya recibirían el primer apercibimiento. La intervención podría llegar, según fuentes del sector, el 10 de diciembre, para que los nuevos gestores tuvieran tiempo de pedir lo necesario al fondo de garantías y así tapar el descalabro de la entidad.
Los sacerdotes conocen de primera mano los números desastrosos de la caja, que en la última década se lanzó a la aventura del ladrillo. Conocen el informe de Boston Consulting Group -encargado por ambas cajas- y que alerta de que Cajasur puede cerrar el año con 528 millones de pérdidas.
Algunas de las personas que están participando en la negociación ven como un "suicidio" el último órdago de la Iglesia, que sigue rechazando cerrar la fusión porque dicen que supondría la pérdida de 1.000 empleos en Cajasur. Otros piensan en algo más místico: "Lo ven como un martirio que tienen que pasar". "Los canónigos están fuera de la realidad. Creen que tienen una joya y no es verdad y en el fondo lo que piensan es que los rojos quieren quitarle la caja", señalan fuentes de la tensa negociación.
"Es un suicidio y no estoy dispuesto a suicidarme con ellos". Es lo que piensa uno de los miembros del consejo de administración, uno de los que el miércoles se negaron a desafiar al Banco de España, es decir, a votar en contra del plan de negocio. Tiene claro que la única solución es la unión con Unicaja. El consejo de la entidad cordobesa está dividido. Por un lado, están los canónigos, que cuentan con el apoyo cerrado de los impositores, Aspromonte y el representante de IU. El otro bloque de consejeros, encabezados por el vicepresidente Salvador Blanco (PSOE), cree que la fusión es ineludible. El viernes este último grupo firmó una carta en la que pedía la mediación del obispo Asenjo.
Fuentes del sector creen que la solución, si llega, será "en el último minuto del último día". Durante todo el fin de semana está previsto que siga habiendo contactos para intentar relanzar otra vez la negociación. "Nadie puede estar tranquilo con lo que hay sobre la mesa", señalan fuentes de la negociación. El lunes está prevista una nueva reunión entre los responsables de Cajasur y Unicaja. La consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo, propuso el viernes al sacerdote Santiago Gómez Sierra, presidente de Cajasur, que aportara más datos a Boston Consulting para que así pueda modificar el plan de negocios, que rechazaron él y sus acólitos.
"Si nos intervienen, que nos intervengan", cuentan que dijo en el consejo de administración del miércoles Andrés Hens, de IU. Pero, ¿realmente saben qué es una intervención? Pues que unos gestores de traje gris tomen el mando y tachen de la lista lo que sobra según dicten los números. Sin negociación laboral alguna, ha advertido el Banco de España. Ni negociación sobre el empleo, ni fundación controlada por la Iglesia, ni directores territoriales, ni gaitas. La Iglesia se quedaría sin nada. "Serán juzgados públicamente por su incompetencia", señalan fuentes del sector. Y quizás tengan que responder penalmente. Saldrán a la luz todos los trapos sucios y raros asuntos. Como los asesores que la caja tuvo contratados sin una misión clara o las financiaciones con un "marcado sesgo especulativo", de lo que ya alertó el Banco de España en un informe de 2005. El control del supervisor sobre Cajasur ha sido estrecho desde entonces.
Para rechazar el plan de negocio propuesto, la Iglesia se ha envuelto en la bandera del empleo, en la defensa de los alrededor de mil trabajadores que sobrarían en Cajasur con la fusión. "Es una bandera falsa", dice un miembro del consejo: "Defienden sus intereses particulares". Una opinión parecida tiene Juan Pablo Durán, secretario provincial del PSOE y miembro del consejo, quien el viernes afirmó que si la caja fuera intervenida no sobraría un millar de trabajadores, sobrarían los 3.100 que forman la plantilla. En el plan de Boston Consulting se fija el excedente de 1.000 empleos, pero no se dice cómo deben ser las salidas, algo que se deja a un futuro "pacto social y laboral", según fuentes de la caja. Por ejemplo, a través de prejubilaciones. Unos 220 trabajadores de la caja están por encima de los 53 años, una edad tomada por otras entidades bancarias como referencia para las prejubilaciones.
Algunos ven la actitud de la Iglesia como un suicidio. Sin embargo, hay quien considera que es una forma de negociar: "Estiran la cuerda sin pensar en que se puede romper". Y no es la primera vez que lo hacen en este proceso de fusión, advierten.
Una estrategia de tensión
– 20 de julio. Unicaja, que ya había comenzado su unión con Caja de Jaén, y Cajasur deciden iniciar la fusión en el denominado pacto de Oriza, por el restaurante sevillano en el que se cerró el acuerdo. A principios del mes de julio, se conocieron oficialmente los contactos entre las entidades y, tras varias llamadas públicas de PP y PSOE para que la caja cordobesa se uniera al proceso, Cajasur -que antes había intentado acercamientos con Cajamurcia- aceptó la fusión con la entidad malagueña. Pero la Iglesia vende cara la unión y tensa el proceso.
– 27 de julio. El consejo de Cajasur aprueba por fin el inicio del proceso de fusión con Unicaja. En los siete días anteriores hubo durísimas negociaciones. El pacto se dio por roto en varias ocasiones, dos o tres, según algunas fuentes de la negociación. La Iglesia católica, que controla la caja cordobesa, apretó para seguir manteniendo sus privilegios en la futura entidad y su poder de representación.
– 19 de octubre. Ya entrada la noche, Cajasur emite un comunicado en el que dice que es "inasumible" la reforma propuesta por la Junta para la ley de cajas, una condición fundamental para seguir con el proceso. La Iglesia quiere que se blinde su representación ante posibles uniones futuras en la reforma de la norma. El Banco de España llega a advertir al presidente de la entidad, Santiago Gómez Sierra, de que la otra salida que hay es la intervención. Los curas claudican.
– 20 de noviembre. El Banco de España se reúne con los presidentes de Unicaja, Braulio Medel, y Cajasur, Santiago Gómez Sierra, en Madrid. El supervisor les instó a aprobar el plan estratégico de negocio antes de que acabara este año. El consejo de Cajasur debía haberlo aprobado la noche del 25 de noviembre, pero la Iglesia y sus consejeros afines rechazan el plan en esa reunión. El Banco de España es entonces más explícito en sus advertencias: o hay fusión o se interviene la caja ya. El plazo del supervisor acaba este martes.