Solo podía quedar uno. El Ayuntamiento de Chiclana (Cádiz) retiró la semana pasada un monolito de hormigón dedicado a la Virgen del Rocío del Pinar de Hierro y la Espartosa, un espacio verde municipal, a instancias de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. ¿El motivo? La construcción, un bloque de más de dos metros y medio de alto por dos de ancho, ponía en riesgo a dos especies incluidas en el Catálogo Andaluz de Especies de Flora Silvestre Amenazada: Thymus albicans -tomillo blanco- e Hymenostemma pseudoanthemis -una especie de margarita-.
La Asociación Medioambiental Toniza fue la encargada de denunciar los hechos ante la Delegación de Medio Ambiente ante la inoperancia municipal. La organización lleva luchando desde que el Consistorio diese su visto bueno, en marzo de 2013, a que la Hermandad del Rocío de Chiclana levantase el monumento en un espacio público. La construcción contó con el visto bueno de un técnico municipal, que autorizó el monumento mediante un informe verbal: en ese momento, explican desde el Consistorio, no pareció inoportuno. “Es rocambolesco”, denuncia Roberto Palmero, concejal de Izquierda Unida en la localidad, “ha habido bastante oscurantismo. Al principio el Ayuntamiento decía que no tenía nada que ver”. El Consistorio asegura que todos los costes los ha asumido la Hermandad.
Toniza, que ha llegado a organizar visitas guiadas al monolito para denunciar la situación, basó su escrito ante el Gobierno regional en tres argumentos fundamentales: se trataba de un elemento particular en un espacio público, causaba un impacto paisajístico negativo -en un área donde solo hay mobiliario de madera- y dañaba a especies protegidas por la legislación andaluza y europea. La organización ecologista rechaza cualquier vinculación entre su oposición a la construcción y su carácter religioso. El fin, dicen, es lo de menos. “Como si se trataba de una peña ciclista”, explica el presidente de la asociación, David Moreno, “queríamos que se quitara por sentido común”. Con él coincide Palmero: “Se lo hubieran concedido a una asociación de vecinos y nos hubiéramos quejado igual”.
La Junta de Andalucía dictó sentencia en abril, poco tiempo después de su construcción, aunque ha habido que esperar casi un año para el desmantelamiento. Aunque los técnicos de Medio Ambiente no pudieron verificar durante su visita que ya se haya producido un daño sobre las especies protegidas, constataron el riesgo que podría suponer el monolito. Y no solo por la construcción en sí, sino por todo lo que llega después: serviría de parada para la peregrinación local de la hermandad, con el consiguiente daño para la flora local del entorno.
La Junta propuso entonces reubicar el monumento en otra zona del pinar lejos de especies amenazadas, pero su futuro no está claro. Fuentes del Ayuntamiento aseguraron a andalucesdiario.es que aún se estudian las diferentes posibilidades y que no se descarta no volver a instalar el monolito. Y menos cuando, en este tiempo, la construcción ha sufrido todo tipo de actos vandálicos, desde pintadas a martillazos. El monumento nunca llegó a completarse: aún faltaba instalar el azulejo conmemorativo y dos columnas adicionales, explica la asociación.
La organización ecologista está satisfecha, pero solo a medias: “Ya era hora que el sentido común llegara en este despropósito”, dicen, “esperamos que la zona afectada proceda a ser restaurada y que no se vuelvan repetir estos errores ni se tarden tanto tiempo en subsanar”.
Monolito dedicado a la Virgen del Rocío. // TONIZA
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