Si, el papa asomara pronto a las puertas del Estado Español, primero ira a Santiago, luego a Catalunya y más tarde, en el 2011 se presentara en Madrid para la apoteosis que espera que le organicen los peperos, siempre aprovechando de sus visitas para intentar ganar votos y echarse dinero al bolsillo.
La peregrinación a Santiago es de rancio abolengo, desde la edad media se va allí para adorar a un cierto Jacobo, hijo del Zebedeo y así hermano de Jesús o Juan de Gamala, fue ejecutado en Jerusalén, después apareció en Galicia, no se sabe si muerto o vivo, llego en una embarcación de piedra, lo mas apropósito para viajar por el mar, antes de que alguien lo enterara definitivamente, se reunió con Maria, su madre, que llego subida en un pilar a Zaragoza.
Todas estas historias gustaban muchísimo en la Edad Media y así empezaron las peregrinaciones, era el turismo de la época, la gente hacia ejercicio, se iba andando, conocía nuevas rutas y se divertían como podían por el camino, los que conseguían volver pasaban el resto de sus vidas contando las maravillas que habían visto y enseñando sus certificados, las indulgencias, entonces no había fotos, con las bendiciones ya podían pecar lo que quisieran, tenían el cielo asegurado. Las mujeres no participaban en estas excursiones, se quedaban en casa y así sus maridos podían echar canitas al aire por el camino, ellas debían esperarlos ceñidas en sus cinturones de castidad, que quizás fuesen sexis pero muy incómodos. Más tarde se invento el turismo de masas con las cruzadas.
En Santiago rodeado de obispos, cardenales, familia real e ínclitos reaccionarios, rezará para que el santo preserve la unidad del país a la que tanto contribuyo con su racismo antimoresco, Santiago, cierra España, se gritará para pedirle ayuda contra todos los que podamos romper esta maravillosa nación, emigrantes, vascos, catalanes y otros pueblos que no se sienten muy cercanos de la España Imperial que los que allí van representan.
Debíamos olvidar un poco la Edad Media de la que nos cuesta tanto salir y la que tanto gusta a la Iglesia que quiere a toda costa volvernos a ella, fue su edad de oro y la morriña de aquella época no ceja de atormentar a los papas y las jerarquías eclesiásticas.
Las excursiones del papa nos costaran un ojo de la cara, millones en sus tres visitas que habrá que dilapidar en ceremonias y homenajes, se dice que viene como jefe de estado del Vaticano, porque así resulta mejor que decir que en un estado aconfesional se gastara tanto para acoger a un jefe de secta, no todos creemos en este personaje, pero todos tendremos que cascar para su mayor gloria, quisiera saber a que otro jefe de estado se le ha acogido con tales extremos.