Consultado por EL PAÍS, Iceta aclaró que su opinión es "personal" y no vincula al PSC. Pero a su modo de ver, los profesores que son pagados con dinero público no pueden verse sometidos a que "alguien les diga cómo tiene que ser su vida privada ni con quién tienen que vivir". "El ejemplo moral para los católicos debe estar en la parroquia; en la escuela debemos tener buenos profesionales de la docencia", dijo.
No opina lo mismo la ministra de Educación, Mercedes Cabrera. Su departamento garantizará los derechos laborales de los profesores de religión, pero quien reconoce la "idoneidad" de estos docentes es la Iglesia católica, dijo ayer. Aludía a la sentencia del Tribunal Constitucional que avala la capacidad de la jerarquía eclesiástica para decidir quién imparte la asignatura de religión en las escuelas públicas. "Los profesores de religión son propuestos por la Iglesia católica, que es quien reconoce su idoneidad. Desde las administraciones educativas tenemos que respetar las normas existentes y los acuerdos con la Santa Sede, además de garantizar a esos profesores sus derechos laborales", concluyó sin especificar cómo se regulan tales garantías.
La Generalitat de Cataluña le dijo en 2003 a la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, donde acababa de perder un nuevo pleito por despido ilegal de un docente de catolicismo, que "no tiene por qué apechar con las consecuencias" del comportamiento del episcopado, informa Juan G. Bedoya.