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Un grupo de estudiantes afganas abandonan la universidad de Kabul tras la orden de los talibanes.EFE/EPA/STRINGER

Lamento por las niñas privadas de educación en Afganistán · por Khadija Amin

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“La educación debe estar al margen de los problemas políticos y la discriminación”.

Durante tres años consecutivos, los resultados del examen de ingreso a la universidad se han anunciado en Afganistán sin la presencia de chicas. El puntaje más alto de este año ha sido de Atal Khan Rahimzoy, hijo de Mohammad Azeem, de Kabul, que ha ingresado en la Universidad de Medicina de la misma ciudad. 

En años anteriores, las que solían obtener las puntuaciones más altas en el examen de ingreso eran ellas. Las chicas quedaban con frecuencia en el primer y segundo lugar del examen de ingreso.

La experta Zahra Mirzaei asegura que privar a las niñas del examen de ingreso ha causado problemas psicológicos generalizados y frustración, no solo entre las chicas, también entre ellos, porque la educación debe estar al margen de los problemas políticos y la discriminación.

Bahar y Zulfa son dos estudiantes que se habían estado preparando para el examen de ingreso pero que se han quedado en casa durante tres años: “Pasar la prueba puede ser un día importante para que los chicos obtengan sus resultados, pero para nosotras, este día representa una dura verdad sobre la desigualdad de género en la sociedad. Privarnos de la educación es una gran injusticia que no olvidaremos“.

“Si las escuelas y universidades estuvieran abiertas para nosotras, también estaríamos esperando nuestro futuro. Este año ha sido también fatídico para las chicas afganas, que no pudieron alcanzar sus sueños, no tuvieron la oportunidad de estudiar y participar en el examen de ingreso como lo hicieron en el pasado”, añaden.

Mahnaz tiene 19 años, fue estudiante en la escuela antes de la caída del régimen e intentó salir adelante aprobando el examen de ingreso en su carrera favorita, Medicina, y sirviendo a la comunidad. Dice que su único deseo era ingresar a la universidad, pero ahora no tiene sueños.

Cuenta  que “ha pasado muchos días difíciles y se encuentra en un mal estado mental”,  que le duele ver a los varones vivir libremente cuando ellas no pueden y se pregunta constantemente hasta cuándo será ese su destino: “¿Quién responderá a esta pregunta por nosotros? Llevamos tres años viviendo en un estado de incertidumbre. Nuestros sueños se vieron truncados, nos espera un futuro oscuro”.

Mahnaz denuncia que los talibanes han encarcelado a las niñas en sus casas privándolas deliberadamente de la educación porque tienen miedo de las mujeres informadas y conocedoras. “Por eso no nos dejan estudiar. Los talibanes nos han tomado como rehenes para lograr sus propios deseos. La historia no olvidará esta opresión”.

Mahnaz añade: “Veo todos los días que las niñas privadas del derecho a la educación son víctimas de violencia, obligadas a contraer matrimonios forzados que ponen fin a sus sueños, lo que me preocupa mucho”.

El hermano de Mahnaz reconoce su enfado cuando ve a su hermana y a otras niñas afganas en su situación: “Aunque a menudo le digo que Dios es misericordioso, esta situación es realmente preocupante para todos. Como hermano, la animo a que no se decepcione en la lucha”.

Sabe que las niñas están progresando en otros países, trabajando en y por su propia sociedad, y se pregunta por qué se las priva de todos sus derechos en nombre de la implementación del Islam y el afganismo: “Como hermano, siento mucha pena por mi hermana y me preocupa que, Dios no lo quiera, se suicide o se deprima”.

La privación de las niñas de la educación ha suscitado reacciones generalizadas por parte de activistas educativos y culturales. Mohammad Jan escribió en Facebook que el examen de ingreso es decepcionante sin la presencia de ellas. Jawed Hassani, que Afganistán no se desarrollará si la mitad del convoy juvenil es excluido de la educación. Mukhtar Hussaini denunció que el examen de ingreso es un ejemplo de la injusticia que una parte de la sociedad está sufriendo.

Tras el regreso de los talibanes al poder, junto con las restricciones educativas, se prohibió a las mujeres y las niñas participar en la mayoría de las actividades sociales, políticas y culturales, y no se les permite trabajar en la mayoría de las oficinas gubernamentales y en todas las organizaciones no gubernamentales.

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