El párroco ha arrebatado las llaves del templo abulense a los devotos, les impide rezar y ha forzado presuntamente la caja fuerte de los donativos. «Han secuestrado a nuestra Virgen», asegura la presidenta de la asociación del santuario.
Las aguas bajan revueltas en El Parral, un diminuto pueblo de 80 habitantes, ubicado en las tierras altas de la Moraña, a 42 kilómetros de Ávila. La inmatriculación por el Obispado de su histórica ermita, bajo cuyo subsuelo brota un apreciado manantial que surte a toda la comarca, ha desatado un virulento pulso entre los vecinos y el párroco.