Sor María Gómez Valbuena llegó una hora y media antes a los Juzgados de Plaza de Castilla. Entró por una puerta lateral y salió escoltada para evitar a los medios y a los familiares que denuncian el robo de sus hijos al nacer. Imputada en uno de esos casos, se negó a declarar.
María Gómez Valbuena, religiosa de la orden de las Hermanas de la Caridad e imputada por un delito de «detención ilegal y falsedad documental», intentó esquivar a los medios y a decenas familiares afectados por el caso de robo de bebés a su llegada y salida de los Juzgados de Plaza de Castilla. Aunque su citación estaba programada para las 9.30, llegó sobre las 8.00 acompañada de otra religiosa y, en contra del procedimiento habitual, entró por una puerta lateral. Su comparecencia ante el magistrado duró apenas unos minutos porque se acogió a su derecho a no declarar. A su salida estuvo escoltada por agentes de la Policía Municipal para evitar el interrogatorio de los periodistas y los familiares, que la aguardaban al grito de «sinvergüenza». A la religiosa le esperaba un Mercedes todoterreno con los cristales tintados.
Los concentrados expresaron su indignación por la protección policial. «¡Qué poca vergüenza! y encima la protegen», exclamaron.
La imputación de Gómez Valbuena, cuyo nombre se repite en muchos de los testimonios de personas que denuncian el robo de sus hijos al nacer en las clínicas de Santa Cristina y San Ramón de Madrid, se produjo a raíz de la denuncia interpuesta por María Luisa Torres, que 29 años después, pudo reencontrarse con su hija. Según relató, tras dar a luz, la religiosa le dijo en el mismo hospital que había muerto, luego que la iba a dar en adopción y, finalmente, que se la quitaba «por adúltera». La amenazó con quitarle a su otra hija e, incluso, llevarla a prisión si hablaba de lo ocurrido.
Horas después de negarse a declarar ante el juez, Gómez Valbuena envió una carta abierta a la opinión pública en la que se autoexculpó, pidió disculpas a los medios por no haberles atentido a la salida del Justicia y justificó su negativa a declarar por su edad y «desmemoria».
La presidenta de SOS Bebés Robados, María Cruz Rodrigo, tildó de «terrorífico» que los madrileños deban «pagar la seguridad de gentuza como esta». «Esta señora se creía Dios. Tiene localizados a muchos de los niños porque en Navidad les manda tarjetas», subrayó.