Entre 1998 y 2001, siendo presidente de la Fundación San Rosendo, el cura Benigno Moure —expresidente de Cáritas de Ourense— despojó de todos sus bienes a una anciana que padecía Alzheimer ingresada en uno de sus geriátricos y transfirió de su cuenta a la de la fundación 600.000 euros. En 2009, el cura fue condenado a cinco años de cárcel por estafa y apropiación indebida. Apenas pasó dos meses en la cárcel. La Junta de Prisiones lo puso en la calle con una pulsera magnética en el tobillo que garantizaba que pernoctaría en su casa. Este jueves abandonó el tercer grado, quedó en libertad condicional y devolvió el dispositivo magnético. La Junta de Prisiones valoró su buena conducta.
Moure, de 80 años, ha cumplido finalmente su propósito de eludir prácticamente la cárcel. El 2 de agosto de 2011, tras años de apelaciones, de movilizaciones de apoyo, de súplicas y de requiebros judiciales, ingresó en la prisión ourensana de Pereiro de Aguiar. Mientras apelaba, el cura decía misa y seguía presidiendo la fundación y compareciendo en ruedas de prensa para informar de los importantes beneficios de los geriátricos que seguía presidiendo.
Pero de nada sirvió la manifestación respaldada por el PP y agentes sociales afines, ni los informes médicos que acreditaban que padecía hasta seis patologías, alguna de las cuales le impedía caminar sin bastón (pese a que lo hacía a diario completamente erguido y sin él por las calles ourensanas), ni el recurso de súplica. La Audiencia Provincial se mantuvo firme y Moure ingresó en la cárcel, aunque solo fuera simbólicamente: a los dos meses Prisiones le concedió el tercer grado. Una decisión muy discutida, ya que se produjo un empate que tuvo que deshacer el voto de calidad de la junta ourensana.
Moure obtuvo entonces el tercer grado y ahora la condicional sin necesidad de expresar públicamente su arrepentimiento y sin devolver parte de lo sustraído a los herederos de la anciana estafada. Ni siquiera tuvo que renunciar a las mayores distinciones de Galicia —la medalla Castelado y la de Oro, que le fueron concedidas durante los mandatos de Manuel Fraga en la Xunta.
“Nadie ha movido un dedo, ni siquiera los socialistas”, protestó el año pasado el sobrino de la anciana estafada que pidió a todos los partidos con representación parlamentaria que le retiraran las distinciones. Trasladó la misma queja ante el Valedor do Pobo, quien replicó que hay un mecanismo para conceder las medallas, “pero no para retirarlas”. El BNG registró un escrito en la Mesa del Parlamento para su debate en pleno proponiendo la retirada de las medallas y que la Xunta conminara al cura a abandonar la presidencia de la fundación. Pero no surtió efecto.
Finalmente, Moure queda en libertad condicional lo que supone que no pisará la prisión, salvo que volviera a delinquir. Sin embargo, según entiende la acusación, la obtención de la libertad condicional no afecta a la incapacidad para presidir fundaciones a la que fue igualmente condenado en la sentencia de la Audiencia Provincial.