El Palacio de las Artes de Nápoles cancela varias ‘performance’ del artista. Azcona lamenta que los responsables de la institución se hayan visto «superados por las protestas y las concentraciones de sectores ultracatólicos en la puerta».
El Palacio de las Artes de Nápoles no acogerá las dos performance que tenía previsto llevar a cabo Abel Azcona en sus instalaciones. El artista, a través de un comunicado, ha tildado lo ocurrido de «censura», y no duda en señalar a los responsables de la institución museística de haber cedido a la presión al verse «superada por las protestas, la polémica y las concentraciones de sectores ultracatólicos en la puerta«.
La muestra individual y retrospectiva del artista venía ocupando durante el mes de septiembre la sala principal del Palacio de las Artes de Nápoles. La amplia selección de obras perseguidas del artista representadas en la exposición mediante fotografía, vídeo e instalación, tenía previsto contar este miércoles 29 de septiembre y el jueves 30 con dos nuevas performance a cargo del autor.
Sin embargo, una carta remitida por el Palacio de las Artes de Nápoles ha cancelado dichas actuaciones imposibilitando el viaje del artista a la muestra. «Han alegado de todo, desde que corro peligro, a que la propia performance en la que iban a actuar unos niños corre peligro, es obvio que han cedido a las presiones, que están acobardados», explica a Público Abel Azcona.
Las protestas se han sucedido desde que se inaugurara. La muestra de Azcona, integrada en el marco del festival Ceci n’est pas un blasphème, evento que reivindica la libertad de expresión contra la censura religiosa, concitó progresivamente el malestar de sectores ultracatólicos.
«Conforme fue saliendo en medios vimos que la polémica iba en aumento, un día iba uno y gritaba algo en la puerta, otro día un grupo de artistas callejeros –a los que por cierto les pagaron 300 euros– pintaban vírgenes en las puertas del museo, y así hasta que comenzaron a sucederse las concentraciones», detalla Azcona.
Concentraciones que, tal y como explica el propio artista, no fueron especialmente numerosas: «Se daban cita entre 20 y 30 personas, que ya me dirás, qué tipo de vida tienes que tener para levantarte a las ocho de la mañana e imprimir en una cartulina la palabra Rispetto«, lamenta Azcona refiriéndose a los congregados frente a las puertas del museo.
«El lugar de mi cuestionamiento es el arte y considero que si los artistas debemos utilizar el arte para implosionar el sistema, así será. Hacer detonar la mierda no es pecado, sino virtud. Miraremos cómo arde y celebraremos que arda violentamente», lamenta Azcona en un comunicado tras la suspensión de sus performance napolitanas.
Un contratiempo que el artista, quizá por experiencia, no duda en asumir con resignación, incluso entendiendo lo sucedido como parte de un corpus: «Es un cierre amargo a la exposición, de eso no cabe duda, pero en cierto modo le da su peso a lo que se cuenta dentro del museo, no en vano en la muestra se pueden ver manifestaciones contra mi obra en varias ciudades de España, así que en la calle se ha recreado en vivo lo que hay dentro de las instalaciones», remata Azcona.