El lenguaje como elemento comunicante entre los seres humanos es tan importante en el amor como en la política.
Es por eso que no es lo mismo “asesinar” que “dar de baja”, pues aunque ambos refieren al fallecimiento violento de una persona, en el asesinato se mata a un indefenso, en tanto que “dar de baja” alude a matar también, pero ya no a un indefenso, sino a un combatiente armado.
Por la misma razón las masacres en Colombia y desde el gobierno Duque ya no son “masacres”, sino “asesinatos colectivos”; los protestantes ya no son inconformes políticos sino “vándalos”.
Otro claro ejemplo reciente de manipulación mediática de la opinión pública mediante el uso inexacto o tergiversado del lenguaje es el caso de la exministra Abudinen a quien por obra suya, del gobierno y de la prensa oficialista no le “hurtaron”, sino que se le “perdieron” setenta mil millones de pesos. Aunque toda Colombia sabía que esa plata se la habían robado, ellos seguían utilizando términos como “extraviados”, “embolatados”, “desaparecidos”.
Otra forma de manipular a la opinión pública es repetir y difundir una mentira muchas veces hasta que se convierta en una verdad. Una “falsa verdad” cuyo único propósito es inducir a la muchedumbre a actuar de determinada manera y de forma compulsiva e irracional, con rabia o miedo hacia alguna falsa amenaza.
Es el caso de la supuesta amenaza Castro – Chavista que nos haría convertirnos en otra Venezuela si ganaba Petro, o que dar educación a los niños sobre tolerancia y diversidad sexual acabaría con la familia, o que elegir presidente a un ateo haría que se persiguiera a los creyentes y su fe; la historia ha demostrado que fue más usual que fueran algunos creyentes quienes quemaran ateos en la hoguera que ateos a creyentes.
Nos enseñaron a temerles a las brujas, pero no nos enseñaron a temerle a los que las quemaban.
Debemos estar preparados para las próximas elecciones presidenciales, para persuadirnos de no cambiar nos presentarán nuevas “brujas”: comunistas, socialistas, ateos, terroristas, homosexuales, todos ellos falsas amenazas y peligros contra nuestros valores, cultura y sistema de creencias.
Ya comenzaron: “Colombia bajo amenaza”; “la democracia está en peligro”; “defendamos nuestra fe del comunismo ateo”, “defendamos la familia”, todas ellas mentiras cuidadosamente prefabricadas. De lo que realmente debemos defendernos es de este régimen mafioso y corrupto que nos gobierna desde hace un cuarto de siglo.
No hay que temerles a las falsas brujas, cuidémonos mejor de los que las acusan y las queman.