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La Junta de Andalucía sale en defensa de los intereses de la Iglesia y recurrirá la sentencia de la Mezquita de Córdoba

El TSJA anuló hace diez días el permiso otorgado por la Consejería de Cultura para suprimir una gran celosía y facilitar la entrada de cofradías de Semana Santa en el interior del universal monumento. El fallo dejó en evidencia la obligación autonómica de tutela y protección del patrimonio histórico, y cuestiona la gestión “arbitraria” del Cabildo, según los expertos.

La Junta de Andalucía trabaja ya en el recurso ante el Tribunal Supremo contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que anuló la autorización de la retirada de una gran celosía de la Mezquita de Córdoba para dar paso a las cofradías de Semana Santa al interior del monumento.

El fallo representó un serio varapalo judicial al Gobierno andaluz por vulnerar su propia Ley de Patrimonio Histórico al permitir un uso no previsto por la normativa y faltar a su obligación competencial en la protección y tutela de un monumento de dimensión internacional declarado Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1984.

Pese a los contundentes argumentos esgrimidos por el TSJA, la Junta se inclina por elevar la sentencia al Tribunal Supremo bajo la argumentación de que el Alto Tribunal andaluz no habría respondido correctamente a las alegaciones planteadas por el Gobierno regional, según adelantó la edición local de ABC, que cita fuentes jurídicas de la administración autonómica. Un portavoz de la delegación de la Junta en Córdoba confirmó a Público que los técnicos están ya trabajando en el recurso «como es práctica habitual», según detalló, «en todas las sentencias desfavorables al Gobierno andaluz».

Solo una valoración negativa de los servicios jurídicos paralizarían la apelación al Supremo y aún quedan doce días de plazo. La Junta pleiteará, en ese caso, por una cuestión de procedimiento en el sentido de que el fallo se habría fundamentado en el artículo 39 de la Ley de Patrimonio Histórico, cuando las alegaciones se apoyaban en el apartado número 20 de la norma.

La gran celosía de la Mezquita de Córdoba, de dos toneladas de peso en madera de cedro rojo, forma parte de un juego de cuatro piezas idénticas colocadas en los años setenta del siglo pasado en los únicos arcos libres del muro que separa el oratorio islámico del Patio de los Naranjos. Los otros 15 vanos restantes fueron tapiados por los obispos siglos atrás para adosar capillas en su interior y su cierre fulminó la luz natural del templo.

Fue el prestigioso arquitecto Rafael de la Hoz Arderius y ex director general de Vivienda en el último tercio del XX quien salvó estos cuatro arcos libres con la colocación de las celosías, que hoy se han convertido en uno de los iconos gráficos de la Mezquita de Córdoba. El universal monumento fue declarado Patrimonio Mundial en 1984 y todas sus aportaciones a lo largo de la historia, incluidas las cuatro celosías, están protegidas por la Unesco.

El Cabildo catedralicio, administrador del conjunto monumental, ordenó hace tres años la retirada de la reja correspondiente a la nave 17 en una intervención que provocó una considerable controversia patrimonial.

El hijo del arquitecto y heredero de sus derechos intelectuales entabló un largo litigio administrativo, primero, y judicial, más tarde, que coronó el pasado 24 de mayo con una sonora victoria en los tribunales.

La sentencia recuerda que las «intervenciones sobre bienes del catálogo general del patrimonio histórico deben procurar por todos los medios su conservación, restauración y rehabilitación». Y agrega que «las restauraciones deben respetar las aportaciones de todas las épocas existentes, así como las pátinas, que constituyen un valor propio del bien», en referencia expresa a la celosía desmantelada para facilitar el tránsito de las cofradías de Semana Santa. El tribunal entiende que dicho uso no está contemplado en la ley y lanza un claro reproche a la administración competente y a «cuantos tienen alguna responsabilidad en la conservación del monumento», en inequívoca alusión a la Iglesia y a los arquitectos que trabajan a sus órdenes.

Expertos patrimoniales consultados por Público coinciden en destacar la contundencia de la sentencia, que pone en evidencia la pasividad de la Junta de Andalucía en la protección de los valores esenciales del monumento amenazados en los últimos años desde la contestada inmatriculación de la joya andalusí por el obispo de Córdoba en el año 2006.

La Plataforma Mezquita Catedral, Patrimonio de Todxs ha denunciado reiteradamente la gestión «arbitraria» y «abusiva» de la Iglesia católica porque pretende distorsionar la autenticidad del conjunto monumental solapando sus valores islámicos y andalusíes en beneficio de una lectura exclusivamente católica de la gran mezquita de Occidente construida por Abderramán I en el año 785. El obispo llegó a eliminar su nombre de Mezquita de Córdoba reconocido por la Unesco y organiza continuas exposiciones de cristos y vírgenes en el universal bosque de columnas con criterios museísticos no avalados por ningún marco regulatorio conocido.

Precisamente ese interés eclesiástico por visibilizar el carácter católico del monumento fue lo que llevó al Cabildo catedralicio hace apenas cinco años a cambiar la carrera oficial de la Semana Santa desde el casco urbano al interior de la Mezquita. Para ello, necesitaba eliminar una de las cuatro celosías. De lo contrario, todas las cofradías no hubieran podido penetrar en el templo, en cuyo corazón se alza una gran Catedral del siglo XVI. La Iglesia venció las iniciales reticencias de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dependiente de la Consejería de Cultura, que entonces estaba regida por Rosa Aguilar.

Y, en contra de un categórico informe de Icomos España, que rechazó de plano la sustitución de la celosía, la entonces responsable de la tutela del monumento autorizó la controvertida intervención.

La sentencia del TSJA representa un duro revés judicial, a la vez que una rotunda censura a la laxitud de Rosa Aguilar en la protección del más importante bien cultural del patrimonio histórico andaluz. Pero hay más: si la celosía debe ser finalmente recolocada en su sitio, peligra gravemente la carrera oficial en el entorno de la Mezquita de Córdoba.

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