Media docena corresponden a casos en España. El papa se reunirá con víctimas en su viaje a Alemania
Estados Unidos, Austria, Bélgica, Alemania, Irlanda, Francia, Suiza, Australia, Canadá, Italia, España En los últimos dos años, decenas de miles de casos de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes han saltado a la actualidad y tambaleado la credibilidad de la Iglesia católica en todo el mundo. La jerarquía católica no está en el punto de mira sólo por la pederastia de varios miles de sacerdotes, religiosos y algunos obispos, sino también por la espiral de silencio y ocultación sistemática de los abusos llevada a cabo por casi todas las diócesis en todo el mundo.
En julio del año pasado, el papa Benedicto XVI endurecía las normas para poder juzgar y condenar con mayor rapidez a los curas pederastas. Sin embargo, y según los datos incluidos en el volumen Actividad de la Santa Sede, elaborado por el Vaticano, y conocidos ayer, durante 2010 los tribunales eclesiásticos abrieron 527 procesos canónicos contra sacerdotes por delitos graves, de los cuales 432 correspondían a abusos sexuales a menores. Se trata de un paso adelante en la lucha contra la pederastia en el seno del clero que, sin embargo, no refleja siquiera mínimamente a las decenas de miles de víctimas que, según las distintas querellas presentadas en los últimos meses en decenas de países (incluso, ante el Tribunal de la Haya), han sufrido abusos en el seno de la Iglesia católica.
Las investigaciones afectan al 0,12% de los sacerdotes de todo el mundo
El informe, extraoficial, subraya que los procedimientos incoados por la Congregación para la Doctrina de la Fe suponen el 82% de las investigaciones iniciadas, lo que supone que ocho de cada diez casos que llegan a Roma lo hacen con la suficiente entidad como para que la Iglesia sospeche de sus propios sacerdotes.
En todo caso, el volumen especifica que se refiere a casos investigados. Así, no se habla de sanciones, ni se precisa la procedencia, aunque fuentes consultadas por Público afirman que la mayoría procede de Bélgica, Austria, Alemania e Irlanda, a los que habría que sumar media docena de casos españoles. Los casos de abusos afectan al 0,12% del total de sacerdotes católicos en ejercicio que, según los datos oficiales, suman 410.593 en todo el mundo.
Los "archivos secretos"
Una asociación de afectados ha denunciado al papa ante La Haya
Las cifras se dieron a conocer el mismo día en que las asociaciones de víctimas que la pasada semana denunciaron al papa Benedicto XVI y a los cardenales Angelo Sodano, Tarcisio Bertone y William Levada ante la Corte Penal Internacional de La Haya, y que este lunes protestaron por los abusos en Madrid, llegaran a la Santa Sede con la intención de exigir al Vaticano la entrega de los "archivos secretos sobre abusos sexuales del clero" que aseguran tiene la Iglesia. Los miembros de la Red de Supervivientes de las Víctimas de Abusos por Sacerdotes (SNAP) no fueron recibidos por ninguna autoridad vaticana, y la Santa Sede no emitió comunicado alguno sobre esta cuestión o la demanda presentada en La Haya.
Quien sí se reunirá con las víctimas será Benedicto XVI, pero en el viaje que a partir del jueves le llevará a Alemania. Así, y según adelantaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Joseph Ratzinger mantendrá un encuentro "breve y discreto" con víctimas, similar a los que celebró en el transcurso de sus viajes a Estados Unidos en 2008 y a Malta y Reino Unido el año pasado. Ante la visita, desde SNAP se ha recordado que el propio papa, siendo arzobispo de Múnich, estuvo al tanto de un caso de abuso cuya aclaración sigue siendo un misterio.
Asimismo, con motivo del viaje papal a su país de origen, el colectivo Somos Iglesia ha denunciado que "la Iglesia Católica atraviesa su peor crisis desde la reforma protestante y no es capaz de dar respuesta a cuestiones como el papel de la mujer en su seno o la homosexualidad". Su presidente, Hermann Häring, subrayó que desde el colectivo quieren mostrar que "hay otra vía, alejada del Vaticano e igualmente católica", en un país donde la credibilidad de la Iglesia ha sufrido un brusco descenso tras los escándalos de la pederastia.
Exámenes psicológicos
En otros países sacudidos por los abusos sexuales del clero, sus dirigentes ya están comenzado a tomar medidas. Así, la Iglesia belga anunció ayer que todos los aspirantes al sacerdocio del país deberán someterse a exámenes psicológicos periódicos para descartar que tengan tendencias pedófilas.
"La Iglesia debe proteger mejor a los niños", subrayó ayer el arzobispo de Malinas-Bruselas, André Joseph Leonard. Esta medida forma parte de un conjunto de obligaciones que habrán de cumplir los religiosos del país, después de que una comisión independiente sobre abusos confirmara la existencia de cientos de casos en las últimas décadas, entre ellos el del exobispo de Brujas, Roger Vangheluwe, que abusó de su propio sobrino. La Iglesia belga aceptó pagar indemnizaciones a las víctimas de pederastia, como ya sucediera en Estados Unidos o Irlanda.
La expulsión cautelar como pena
"El papa apuesta claramente por la ‘tolerancia cero' frente a la pederastia, y estas normas lo demuestran", explicaba hace meses el promotor de Justicia del Vaticano, Charles J. Sciluna, tras la promulgación de las nuevas normas, que endurecían el tratamiento y condena de los abusos a menores por parte de sacerdotes. Una de las principales novedades estribaba en la agilización de los trámites eclesiásticos, antaño muy lentos, y la colaboración con las autoridades jurídicas del país que inicie un proceso penal contra el acusado.
Hasta el año pasado, todos los casos se abordaban en un proceso diocesano antes de llegar a Roma, lo que permitía ralentizar el juicio y suponía, en muchos casos -como el acaecido en Madrid en 2002 con el sacerdote Rafael Sanz, finalmente condenado por la Audiencia Provincial mientras el hoy cardenal Rouco le cambiaba de parroquia-, la "desaparición" temporal del acusado, y la ocultación del caso. Hoy el 80% de los casos puede llegar directamente a Roma, que puede decretar la expulsión cautelar del sacerdote.
Las nuevas normas permiten incorporar como jueces, fiscales o notarios de los tribunales eclesiásticos a laicos. A su vez, se da prioridad al proceso penal antes de pasar al eclesiástico, lo que habría de impedir que el acusado pusiera pies en polvorosa.