El ministro Ramón Jáuregui hizo llegar el mensaje al secretario de Estado, Tarcisio Bertone, durante un almuerzo celebrado ayer en La Moncloa
El Gobierno pidió ayer al Vaticano la implicación de la Iglesia vasca en el proceso del final de la violencia de ETA con la divulgación de un mensaje pastoral reconciliador que contribuya a superar las "graves heridas" que el terrorismo ha infligido a la sociedad vasca. Así se lo trasladó el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, al secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, en el almuerzo que mantuvieron, ayer al mediodía en la Moncloa, en el marco de la visita a España del Papa Benedicto XVI para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.
El secretario de Estado del Vaticano, al que acompañaba el Nuncio del Papa Benedicto XVI, Renzo Fratini, se interesó por las expectativas de paz en el País Vasco cuando está cerca de cumplirse un año de la declaración de tregua de ETA y tras dos años sin atentados terroristas. Jáuregui, al que acompañaban la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, y su director adjunto de Gabinete y coordinador gubernamental del viaje del Papa, el también vasco Carlos Garcia Andoin, expuso a los representantes del Vaticano las "muy importantes e inéditas expectativas" del final del terrorismo.
El ministro de la Presidencia recalcó a la representación del Vaticano que las causas de las "expectativas reales" de paz en Euskadi radican en la reacción activa de la sociedad vasca frente al terrorismo y en la "gestión inteligente" del proceso de paz de 2006-2007, que ha llevado al enfrentamiento de intereses entre el antiguo brazo político de ETA y la propia banda terrorista, además de la presión policial, especialmente eficaz en los últimos años.
Garcia Andoin, vinculado a los movimientos sociales de la Iglesia vasca, expuso también a la representación del Vaticano la evolución de la jerarquía frente al terrorismo de ETA. Recalcó cómo tras el asesinato del edil del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco, en julio de 1997 por parte de ETA, la Iglesia vasca ofreció un giro en su comportamiento anterior respecto de las víctimas del terrorismo.
Frente a su equidistancia entre víctimas del terrorismo y sus victimarios de la etapa anterior, en el Jubileo del año 2000 los obispos vascos pidieron perdón por su comportamiento y empezaron a comprometerse activamente, como en la celebración de funerales. Añadió que el comportamiento de la Iglesia vasca en relación con el terrorismo había contribuido al descenso de las vocaciones eclesiásticas en las comunidades navarra y vasca.
En ese contexto, Jáuregui expuso ante la representación del Vaticano el papel que puede jugar la Iglesia vasca en el proceso terminal de ETA que ya se percibe en el País Vasco. A su juicio, puede contribuir a restañar las graves heridas producidas por el terrorismo en la sociedad vasca con un mensaje pastoral en favor de la reconciliación.
Tanto el secretario de Estado como el Nuncio del Papa fueron "muy receptivos" a la exposición de la representación gubernamental sin adelantar ningún pronunciamiento, según fuentes gubernamentales.
El destino del Valle de los Caídos
El secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, expresó una "máxima receptividad y enorme comprensión" a las pretensiones que el Gobierno le trasladó de transformar el Valle de los Caídos en un lugar de reconciliación de la memoria, acorde con el espíritu de la Transición democrática en España. Así lo interpretaron los ministros de la Presidencia, Ramón Jáuregui, y de Exteriores, Trinidad Jiménez, en el almuerzo en La Moncloa.
Jáuregui expuso a la representación del Vaticano las líneas de trabajo de la comisión de expertos, impulsada por el Gobierno, para lograr que el Valle de los Caídos deje de ser un símbolo del nacional-catolicismo y se convierta en un centro de la memoria de la reconciliación de los españoles.
El ministro de la Presidencia recordó que la comisión de expertos no cuestionará el culto religioso en el Valle de los Caídos ni tampoco que sean los benedictinos los que sigan rigiéndolo en la nueva etapa. Lo que sí se pretende, según señaló Jáuregui, es que, como lugar de memoria, se recuerde que fue construido por represaliados del franquismo, tras la Guerra Civil, a los que se les aplicaba el sistema de redención de penas. La comisión, que está presidida por el exrector de la Universidad de Alcalá de Henares, Virgilio Zapatero, y el de la Rey Juan Carlos, Pedro González Trevijano, tratará de dignificar, con una nueva simbología, a todos los muertos de la guerra allí enterrados.