Un total de 17 personas han muerto desde este domingo en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, en enfrentamientos por motivos étnicos y religiosos, elevando a unas 200 el número de víctimas mortales en el mes de julio, según ha in
La mayoría de las zonas donde se han producido incidentes violentos están habitadas por personas de las comunidades pashtún y mohajir, descendientes de refugiados que hablaban urdu y que salieron de India en 1947 para asentarse en Karachi tras la creación del Estado de Pakistán y la independencia de India.
Durante años, distintos partidos políticos han utilizado a matones callejeros y bandas criminales para enfrentarse. Un alto cargo policial ha dicho desde el anonimato que "no hay duda de que la violencia responde a cuestiones políticas y étnicas, así que la solución también debe ser política".
"El Gobierno y los partidos políticos han presentado iniciativas para lograr la paz, pero creo que las partes concernidas deben ser más sinceras en sus esfuerzos por restablecer la paz", ha declarado.
Otros miembros de las autoridades han afirmado que no hay una razón clara que explique el último brote de violencia, que comenzó en la localidad de Orangi, en el noroeste de Karachi, a principios del mes pasado, cuando murieron cien personas en solo tres días. La violencia también se agravó la semana pasada.
Los Rangers, un cuerpo paramilitar que depende del Ministerio del Interior, tomó el control de Orangi, pero desde entonces los enfrentamientos se han extendido a otras partes de Karachi, donde viven 18 millones de personas.
1.138 muertos de enero a junio
Un informe publicado recientemente por la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP, por sus siglas en inglés) cifró en 1.138 las personas muertas en incidentes violentos en Karachi durante el primer semestre de este año. De éstas, 490 fueron víctimas de la violencia por motivos políticos, étnicos y religiosos.
En un comunicado emitido este lunes, la HRCP ha pedido una solución política que acabe con esta situación. "Karachi está en el centro de una ola multilateral de polarización política, étnica y religiosa motivada por la inseguridad que ha socavado seriamente su tradición de tolerancia y buena vecindad", ha advertido.
"Aunque las mafias y las bandas de robo de tierras han intentado aprovechar la falta de ley y orden, parece que no son las principales organizadoras del horrible juego de muerte y destrucción, sino que lo son los grupos políticos, más poderosos, y son ellos los que tienen la llave para conseguir la paz", ha subrayado.
El ministro de información de la provincia de Sindh (cuya capital es Karachi), Sharjeel Memon, ha afirmado que "la iniciativa para lograr la paz continúa" y que "todas las partes concernidas se han involucrado". "Hay algunos individuos que no quieren que haya paz en Karachi, pero esperamos que llegue pronto a la ciudad", ha declarado a la agencia Reuters.