Los islamistas marroquíes del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) han confirmado este sábado su victoria en las elecciones legislativas al obtener 125 escaños sobre un total de 395 de la Cámara de Representantes. Según los resultados totales comunicados por el Ministerio del Interior, el PJD se hizo con el primer lugar tanto en los escaños por circunscripciones regionales (98 de 305) como en la llamada «lista nacional» reservada a mujeres y jóvenes (27 de 90).
Tras el PJD se sitúa su gran rival, los laicos del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), que suma 81 escaños en las circunscripciones y 21 en la «lista nacional», hasta totalizar 102 asientos. Muy por detrás queda el histórico partido Istiqlal, con 46 escaños totales: sus once escaños «nacionales» le permiten mitigar la debacle que se presagiaba en la noche del viernes, pero en todo caso queda muy disminuido con respecto a los 60 escaños que ocupaba en el parlamento saliente. Los siguientes lugares los ocupan la Reunión Nacional de Independientes (37 escaños), el Movimiento Popular (27), la Unión Socialista (20), la Unión Constitucional (19) y el Partido Progreso y Socialismo (12), además de otros partidos menores.
En realidad, las cifras de la «lista nacional» confirman la tendencia observada este viernes en las listas regionales, dando una clara victoria de casi un tercio al PJD, que con su rival del PAM suman más de la mitad de la cámara. La Constitución marroquí vigente desde 2011 estipula que el rey debe llamar al partido más votado para formar gobierno, por lo que el PJD tendrá que buscar a partir de hoy alianzas con los demás partidos para formar una cómoda coalición que le asegure una mayoría absoluta de 198 escaños en el parlamento.
Aunque no se han comunicado los resultados al detalle, se han ido filtrando los de las circunscripciones más importantes, y queda claro que las grandes ciudades marroquíes dieron un inequívoco apoyo al PJD, que confirma así su arraigo urbano, mientras que empieza a hacerse un hueco en el Marruecos rural. Así, el PJD obtiene 16 de los 29 escaños en la gran Casablanca, 6 de los 9 en Rabat-Salé, 5 de los 9 en Marrakech, 3 de los 5 en Tánger y 4 de los 8 en Fez (tradicional feudo del Istiqlal).
El PAM ha quedado segundo en casi todas las circunscripciones del país (92), y ha perdido su mayoría en algunas de sus plazas fuertes, como Marrakech o Tánger. En cuanto al territorio del Sáhara Occidental, ha demostrado una vez más escapar a la lógica general que se impone en Marruecos: así, el PJD no ha ganado en ninguna de las circunscripciones, aunque sí haya obtenido un escaño en cada una de ellas (El Aaiún, Río de Oro y Auserd).
La tasa de participación ha quedado, una vez más, en cifras muy bajas, al no pasar del 43%, dos puntos por debajo de la registrada en las anteriores legislativas de 2011, y ello si se tiene en cuenta a los 15,7 millones de inscritos en las listas electorales. Si a los 8,9 millones de abstencionistas se sumaran los cerca de siete millones de marroquíes mayores de edad que sencillamente no se han inscrito (requisito indispensable para ir a votar), serían casi 16 millones los abstencionistas, y la participación total apenas superaría la cuarta parte de los mayores de edad.
El presidente de la misión de observadores enviada por el Consejo de Europa, Ian Liddell-Graninger, dijo en una rueda de prensa que esta baja participación puede deberse a que los partidos presentaron sus programas con retraso, aunque lo cierto es que la alta abstención es una constante en casi todas las citas electorales de este siglo. Liddell-Graninger dijo además que los observadores europeos, que pudieron visitar 50 colegios distintos en varias regiones del país, no constataron ninguna infracción, lo que contrasta con las denuncias que ayer hizo el PJD de «numerosas irregularidades» perpetradas por funcionarios del ministerio del Interior.
El ministro del Interior, Mohamed Hasad, reaccionó anoche airado a las críticas del PJD: «Tal vez este partido sigue dudando de la voluntad estrecha de todos los componentes de la nación, empezando por el rey, para hacer del ejercicio democrático una realidad arraigada y una opción estratégica irrevocable», dijo Hasad. En cualquier caso, y una vez conocida la clara victoria del PJD, las denuncias parecen haber quedado en un segundo plano.