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El Papa Francisco defiende la «sana» laicidad, lo que no es ninguna novedad

COMENTARIO: Lo que defiende es más de lo mismo, mucha libertad religiosa para que el Estado no se identifique con una confesión concreta, pero si que apoye lo religioso y todas sus manifestaciones por encima de cualquier otra consideración. No defiende la libertad de conciencia, sino la objeción de conciencia. En definitiva un multiconfesionalismo y un multiculturalismo, donde además cualquier persona o funcionario pueda objetar las normas comunes en función de sus creencias. Así acaba de plantearlo al reclamar que ningún funcionario puede ser obligado a formalizar las uniones civiles homosexuales que se acaban de proponer en Italia. Por otra parte no es nada novedoso en la iglesia católica, pero que Bergoglio utiliza para obtener efectos mediáticos (homosexuales, familia, mujer, refugiados,.. ) para mantener una «buena imagen» sin hacer concesiones.

Si tan a favor de la separación está, ¿por qué siguen cobrando del Estado?, ¿por qué siguen utilizando la escuela para dar su doctrina?, ¿por qué mantiene un Estado confesional y teocrático como la Santa Sede?…


Bergoglio reclama en una entrevista a La Croix una «sana laicidad» y que «si una mujer musulmana quiere llevar velo debe poder llevarlo»

Sin embargo, luego el Papa matiza que el caso francés –un estado laico–  le parece «exagerado» porque considera las religiones como subculturas

Para bien o para mal, el Papa Francisco nunca deja de sorprender. Justo después de haber solicitado, durante su discurso a los obispos italianos, que abandonen las propiedades materiales no dedicadas al culto, una entrevista con el  diario francés La Croix arremete contra la confesionalidad del Estado y reclama una «sana laicidad» acompañada de «una sólida ley que garantice la libertad religiosa».

«Un Estado debe ser laico. Los estados confesionales terminan mal. Esto va contra la Historia», subrayó el Papa al diario católico francés. Preguntado por el modelo francés, Bergoglio apuntó que «cada uno debe tener la libertad de expresar su propia fe, y si una mujer musulmana quiere llevar el velo, debe poder llevarlo. De la misma manera que si un católico quiere ponerse una cruz».

Para el Papa, «las personas deben ser libres de profesar su fe en el corazón de sus propias culturas y no en los márgenes». Pese a todo, Francisco matiza y dirige una «modesta crítica» a Francia, a la que acusa de «exagerar con el laicismo», lo que «lleva a considerar las religiones como subculturas en lugar de culturas a título pleno y con sus derechos. Temo que este enfoque, un comprensible patrimonio de la Ilustración, sigue existiendo. Francia necesita dar un paso hacia adelante sobre este tema para aceptar el hecho de que la apertura a la trascendencia es un derecho para todos».

En la entrevista, el Papa defiende la autonomía de los estados para establecer las leyes que considere oportunas, pero también la libertad de los creyentes de hacer objeción de conciencia. «El Parlamento es el que debe discutir, argumentar, explicar, dar razones. Es así como crece una sociedad. Sin embargo, una vez que la ley ha sido aprobada, el Estado también debe respetar las conciencias. El derecho a la objeción de conciencia debe ser reconocido dentro de la estructura jurídica, porque es un derecho humano. También para un funcionario público, que es una persona humana».

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