Hoy existe incertidumbre sobre el efecto que tendrán las costumbres musulmanas en el país, una cultura y religión que se veían hasta el momento muy lejanas. La utilización del velo y el tratamiento hacia la mujer son de las cosas más cuestionadas.
El consejero de Primaria, Héctor Florit, dijo a El País que no existe ningún impedimento para que niñas musulmanas concurran a la escuela pública utilizando un velo, «siempre y cuando no violen la laicidad». Según Florit, la utilización del velo se asemeja al uso de una cruz cristiana: hoy es un elemento más cultural que religioso, opinó.
«No sé si el velo es una ostentación religiosa o cultural. No me imagino que las vestimentas que evocan la tradición cultural de cualquier pueblo tengan que ser prohibidas en las escuelas», dijo Florit.
Este debate, que ya se dio en varios países occidentales (ver recuadro), recién está planteándose en Uruguay.
El expresidente Julio María Sanguinetti, por ejemplo, expresó su preocupación en una columna en el semanario Correo de los Viernes por el uso del velo de las refugiadas sirias que llegaron a Uruguay en octubre a la hora de tramitar sus cédulas de identidad. «A los ciudadanos del país no se les permite aparecer en esos documentos con lentes, sombreros u otros objetos que incidan en su rostro. ¿Puede aceptarse esa actitud discriminatoria?», se preguntó.
Sanguinetti se cuestiona también si Uruguay debe permitir la utilización de esta prenda que «no solo es un simple símbolo de pertenencia religiosa sino la exhibición pública de la subordinación femenina».
En Uruguay las reglas no están claras y los límites del respeto a la religión y la laicidad se pueden llegar a pisar. «No existe una normativa en este sentido. En pos de la laicidad deberían prohibirse las señales que ostentan una afinidad religiosa manifiesta», dijo Florit, quien opina que en el caso del velo esto no es así. El presidente de Primaria dijo que debería estudiarse «caso a caso».
Pero, ¿dónde está el límite? Si se permite el hiyab en la escuela (que solo cubre el pelo y el cuello), ¿también se permite el burka, que solamente deja al descubierto los ojos de las mujeres? ¿Qué pasa con la túnica blanca? ¿Qué sucede si los padres no permiten el contacto de sus hijas con los varones de la clase? Son interrogantes que, si no surgieron hasta el momento, pueden ser planteadas en cualquier momento.
Discriminación
El velo, sin embargo, no es lo único que diferencia a los ciudadanos musulmanes de los occidentales. Otra de las características de los sirios que llegaron a Uruguay es el trato que tienen con la mujer. La pasada semana El País informó el caso de un padre que golpeó a su hija, y lo justificó diciendo que lo hacía porque en su casa él era «el rey».
«La situación narrada es clara, conforme a nuestras leyes, y por ello desde el principio es necesario ejercer una pedagogía inequívoca dirigida a enfrentar ese sometimiento femenino. Dejar sentados, claramente, los códigos a los que ajustamos nuestra conducta», opinó Sanguinetti.
Y estas diferencias de género se notaron también a la hora de la escolarización. En abril de este año vecinos de Piriápolis se mostraron preocupados por la situación de las niñas de una de las familias —con un varón y tres niñas— de refugiados que no eran enviadas a clase por su padre. La edila frenteamplista Beatriz Jaurena llegó incluso a realizar un pedido de informes al respecto.
Luego se argumentó que las niñas no concurrían a clase por dificultares para trasladarse a la escuela, cuando el herma- no varón sí lo hacía. Todos terminaron concurriendo a la escuela.
«No hace mucho, el Dr. Miguel Ángel Semino cuestionó la idea de que se pudiera enterrar sin ataúd, como lo habrían solicitado algunos ciudadanos musulmanes, en contradicción con las normas que, por razones sanitarias de orden público, imponen ciertos procedimientos», apuntó el expresidente.
Estas diferencias religiosas o culturales se podrán ver de manifiesto en otros aspectos. Por ejemplo, si un padre de las decenas de niños sirios que llegaron y llegarán a Uruguay quisieran pactar un matrimonio.
Resta definir si este nuevo grupo de personas logra adaptarse a las tradiciones uruguayas o Uruguay se termina adaptando a estas.refugiados, velo, laicidad
El ejemplo extremo antivelo de Francia
Francia lleva clara ventaja a Uruguay en la discusión sobre musulmanes y laicidad educativa. Sin embargo, las decisiones que ha tomado son cuestionadas y apoyadas en igual medida.
La realidad francesa está bastante alejada a la uruguaya. El Estado Islámico y Al Qaeda ordenaron específicamente atacar Francia, lo que desembocó en 20 muertos durante atentados en enero de este año.
En el país europeo, además, 6% de la población es musulmana. En Uruguay, en cambio, el porcentaje es insignificante. Sin embargo, la incorporación de esta población —que a su vez fomentó la llegada de más refugiados— puede derivar en los mismos cuestionamientos.
La ley francesa sobre la laicidad fue aprobada en 2004 y aplica el concepto de laicidad al extremo. Prohíbe la tenencia de símbolos o ropa que manifiesten una pertenencia religiosa en los colegios, escuelas y liceos públicos del país. Internacionalmente es conocida como la «ley del velo» ya que las mayores afectadas son las niñas y jóvenes musulmanas que, en muchos casos, se terminaron desescolarizando ante la prohibición de llevar esta prenda. Cruces cristianas y el kipá judío también fueron vetados.
El velo integral, por otro lado, está prohibido no solamente en las escuelas sino en todos los espacios públicos franceses. Para la Justicia, llevar la cara tapada puede ser una amenaza para la convivencia. Para muchos, por otro lado, se viola así flagrantemente la libertad religiosa y cultural de los musulmanes.