La responsabilidad de organizar actos institucionales de este tipo no es del cardenal arzobispo, sino de los Gobiernos de España y Cataluña.
El funeral de Estado por las víctimas del accidente del avión de Germanwings en los Alpes, el pasado 24 de marzo, será una misa católica y no una ceremonia civil o ecuménica, abierta a varias confesiones religiosas. Finalmente, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, ha impuesto su criterio, desatendiendo reiteradas peticiones de la Generalitat de Cataluña y al deseo, expresado discretamente, del Gobierno central. Ambos reclamaban una ceremonia similar a la que se desarrolló en la catedral de Colonia (Alemania), con la intervención del cardenal católico local, Rainer Woelki, y de la presidenta de la Iglesia Evangélica de Westfalia, Annette Kurschus. La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), que agrupa a 2400s congregaciones protestantes con unos dos millones de fieles, rechaza enérgicamente que “este mal llamado funeral de Estado consista en un oficio religioso de una sola confesión”, y recuerda que la responsabilidad de organizar actos institucionales de este tipo no es del cardenal arzobispo, sino de los Gobiernos de España y Cataluña.
Al funeral en la catedral de Colonia del pasado día 17, con rango de acto de Estado, asistieron el presidente y la canciller de Alemania, Joachim Gauck y Angela Merkel, respectivamente, de religión protestante; el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz; la vicepresidenta de la Generalitat de Cataluña, Joana Ortega, y el secretario de Estado de Transportes de Francia, Alain Vidalies. A la eucaristía de mañana lunes en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, a las 18 horas, acuden los Reyes, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente del Ejecutivo catalán, Artur Mas.
“Las instituciones del Estado han tenido una oportunidad única para dar ejemplo de respeto a la diversidad, no solo ante la ciudadanía española y catalana, sino también ante España y el resto del mundo, pero han cedido a las pretensiones anacrónicas de un sector de la Iglesia católica, muy poderoso aún, atrincherado en la nostalgia de un tiempo y una España cuyos cambios se niegan a reconocer”, lamenta FEREDE.
Las negociaciones con el cardenal Martínez Sistach, que cumple 78 años dentro de tres días, pretendían la celebración de una llamada “ceremonia de la palabra” y no de una misa únicamente católica. Fracasadas las gestiones, la Generalitat no ha ocultado su enfado “por la cerrazón” del cardenal, que, según informa InfoCatílica, no se oponía a que después de la misa tomasen la palabra representantes de otras religiones, pero se ha negado a que no se celebrase un funeral auténticamente católico. “La postura del cardenal viene dada por el hecho de que la Iglesia católica cree en la eficacia de las misas celebradas por los difuntos, cosa en la cual no creen ni protestantes, ni judíos ni musulmanes”, sostiene este medio digital.
En el funeral de Estado en la catedral de Colonia, a la parte religiosa del acto siguieron intervenciones del estamento político, que abrió la jefa del gobierno de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, seguida del presidente Gauck y de los representantes de España y Francia, Fernández Díez y Vidalies.
El presidente y el secretario ejecutivo de FEREDE, José Luís Andavert Escriche y Mariano Blázquez Burgo, respectivamente, enviaron una carta el pasado 20 de abril a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con copia a la Casa del Rey y a la Generalitat, solicitando que el acto en memoria de las víctimas fuese “una ceremonia institucional acorde con los principios de neutralidad y no confesionalidad contenidos en la Constitución”. Añadía que lo ideal sería celebrar un acto solemne de carácter civil, en un lugar civil y presidido por la autoridad civil, en el que haya también “una participación multiconfesional y representativa de las distintas creencias e ideologías de las víctimas”, de sus familiares y de “otras posibles sensibilidades culturales e ideológicas”.
COMENTARIO: Tampoco se trata de convertirlo en un funeral multirreligioso con el que parece que todo se resolvería. Católicas o plurirreligiosas estarán vulnerando la aconfesionalidad del Estado y la libertad de conciencia de los fallecidos, ya que nadie podrá saber sus convicciones. Y aún es más grave aceptar esta ceremonia católica a sabiendas de la existencia de personas que tenían otras creencias.
Estas ceremonias deben ser civiles, oficiadas en espacios civiles que sean inclusivas, por tanto al margen de las creencias particulares de cada fallecido o de sus familiares, quienes al margen de esta ceremonia oficial, podrán organizar el funeral religioso, o no, que cada cual tenga por conveniente realizar.