La “profunda unidad y armonía de la iniciativa creadora y salvífica de Dios” se manifiesta en datos tan “evidentes” como que “las cosas, los animales y el ser humano no se dan el ser a sí mismos”. Esto es, “Otro los hace ser, los llama a la vida y se la mantiene”, lo que es “signo de Dios, habla de Su existencia.”
Aunque este párrafo pudiera parecer copiado de un antiguo manual de catequesis, lo cierto es que fue publicado tal cual, mayúsculas incluidas, en la edición del martes del ‘Boletín Oficial del Estado’ (‘BOE’). Y si lo dice el ‘BOE’ debe ser que Dios existe. La ‘encíclica’ se incluye en la resolución del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que encabeza José Ignacio Wert, mediante la cual se fija el currículo de la nueva asignatura de Religión de Primaria y la ESO, materia evaluable por obra y gracia de la LOMCE.
Es cierto, como recuerda la resolución ministerial, que, en virtud de los acuerdos con la Santa Sede, los alumnos de primaria y secundaria tienen derecho a recibir clases de religión católica, y que corresponde a “la Jerarquía eclesiástica” fijar los contenidos de dicha enseñanza. Ello explica que como criterios a evaluar figuren la necesidad de “identificar y valorar las acciones de la Iglesia que continúan la misión de Jesús” y reconocer “la relación intrínseca que existe entre Dios y el hombre” y “la incapacidad de la persona para alcanzar por sí misma la felicidad”. O que rezar (“memoriza y reproduce fórmulas sencillas de petición y agradecimiento”) se cite entre “los estándares de aprendizaje evaluables”.
Cristianamente resignados a todo ello, que ya es mucha resignación, no es tan evidente que, en un Estado aconfesional como teóricamente es España, el ‘Boletín Oficial del Estado’ consigne como una verdad universal que “Dios ha creado al ser humano para que sea feliz en su relación con Él”. O que se lancen admoniciones de este porte: “El ser humano pretende apropiarse del don de Dios prescindiendo de Él. En eso consiste el pecado.”
A riesgo de pecar de herejía, me pregunto si los acuerdos con el Vaticano incluyen alguna cláusula secreta por la cual la Conferencia Episcopal, amén de fijar el currículo de Religión, esté habilitada para predicar desde el púlpito del ‘BOE’ que pagamos todos los españoles, seamos creyentes, ateos o agnósticos.
El nuevo currículo de Religión recupera los rezos en primaria
El ‘BOE’ recoge desde el martes el nuevo currículo de la asignatura de Religión para primaria y ESO, que se aplicará en el marco de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) a partir del próximo curso. La estructura de los diferentes cursos y sus contenidos no han sido desarrollados por el Gobierno, sino por la Iglesia, como viene sucediendo en las últimas reformas educativas.
El nuevo temario de la asignatura de Religión contempla en primaria como contenido evaluable que el alumno memorice y reproduzca sencillas fórmulas de petición y agradecimiento, algo que no figuraba en el anterior currículum del 2007. Junto a la introducción de los rezos en primaria, otra novedad es la desaparición de referencias explícitas a otras religiones, como el Islam y el Judaísmo, y la ausencia de los debates sobre temas polémicos (aborto, eutanasia…).
Como alternativa a la religión que propone Wert, Ensenyament ha creado la asignatura de valores sociales y cívicos, cuyo objetivo, según la Conselleria de Irene Rigau, es que los alumnos aprendan a valorar, a actuar de forma coherente y autónoma y a convivir.
ALGUNOS DE LOS CRITERIOS DE EVALUCIÓN
Entre los criterios de evaluación del nuevo currículo de Religión se encuentra “reconocer la incapacidad de la persona para alcanzar por sí mismo la felicidad”, criterio que pertenece al bloque 1 del segundo curso de primaria –corresponde al “sentido religioso del hombre”–, curso en que la mayoría de los alumnos tiene 7-8 años. Un curso antes, en primero de primaria y en el mismo bloque de la asignatura, se evaluará “reconocer la relación intrínseca que existe entre Dios y el hombre”.
En quinto de primaria uno de los criterios que más debate está generando es que se tendrá en cuenta a la hora de evaluar al alumno el esfuerzo “por identificar que la adhesión al bien genera felicidad”. Un curso más tarde, el alumno deberá “reconocer que la relación con Dios hace a la persona más humana”.