“Hoy asesinaron a Voltaire”, dijo el sociólogo francés Alain Touraine a Infobae, lo que subraya, así, que es un sistema de vida, la libertad, la democracia, lo que está siendo atacado. Así lo vivió la gente, sostiene.
“Lo que ha impactado aquí es hasta qué punto se trató de un acto de guerra, no de un atentado”, dice, en referencia a la matanza de 12 personas perpetrada por un grupo de hombres fuertemente armados en la redacción de un emblemático semanario satírico francés.
Para Touraine, no hay duda: no son los llamados “lobos solitarios” (terroristas que actúan por su propia cuenta e inspiración), sino que actuó “gente formada para matar, como los comandos especiales que operan durante una guerra”.
“Tenemos armas de guerra, que no son fáciles de manipular; evidentemente sabían manejarlas, las usaron como killers o soldados –como se prefiera–, por ejemplo, al policía herido, uno de los tipos fría y calmadamente lo remata”, describió en charla telefónica desde París con este diario. “Por lo tanto, la mejor definición que encuentro es que es un acto de guerra“, remata.
“El aspecto militar, el aspecto ejecutor, es de la misma índole que el de las decapitaciones del Estado Islámico”
Intelectual muy vinculado a América Latina, y reconocido por sus trabajos sobre la sociedad industrial, a Touraine le ha impactado un rasgo del ataque perpetrado este 7 de enero en París: “El aspecto militar, el aspecto ejecutor, es de la misma índole que el de las decapitaciones del Estado Islámico”.
“Y, yendo al fondo de las cosas –sigue analizando–, diría que el tema de la religión, el asunto de las caricaturas, que tuvo lugar hace unos años y que no se inició en Francia sino en Dinamarca; todo eso no es muy convincente para explicar este asesinato en masa de gente muy conocida y para la cual el islam no era, en modo alguno, el tema principal. Wolinski, por ejemplo, no era conocido en Francia por atacar al islam; era más bien conocido por dibujos de temas eróticos…”.
Touraine sostiene que así lo recibió también la gente en Francia, y que cree es la posición correcta: “Han dicho (los atacantes) le hago la guerra a la libertad de prensa, a la libertad pura y simple, a la democracia pura y simple”.
Un mundo de enemigos, un mundo invivible
Describe un panorama preocupante: “Estamos hablando de movimientos que se definen no por una afirmación o por un objetivo, como el nacionalismo, el desarrollo económico, como alguna vez hubo en el mundo árabe. Esto no es un postnasserismo, no tiene nada que ver con eso, es el odio al otro. El odio al extranjero en el sentido de enemigo. El extranjero, el pagano, el infiel, es el enemigo. Lo que es exactamente mi contrario. Esa es la definición de la guerra. Estamos en un mundo en el cual la única relación que existe es amigo (gente como yo) – enemigo (el otro). Es un mundo de enemigos, y al enemigo lo mato. Es decir, un mundo invivible. El mundo de la guerra pura, lo social es reducido a la guerra entre sociedades, culturas”.
“Es un acto de ruptura, como lo fue el 11 de septiembre”
Subraya el impacto del ataque, por lo inédito de su forma, y lo compara con otros que también marcaron un punto de inflexión: “Asesinar a 12 personas –o más, lo sabremos mañana– y a gente muy conocida, amada por el público, es una declaración de guerra. Como lo fue el 11 de septiembre. Y un acto de ruptura por su modalidad –aunque lo de Nueva York fue mucho más espectacular–, pero de todos modos, no teníamos esto en Francia desde hacía 30 años; me hace pensar un poco en la guerra de Argelia. Actos de ruptura, el problema no es la yihad en sí, sino la idea de un mundo que está en el polo opuesto absoluto del mundo en el que vivo y en el que quiero vivir”.
“Es realmente la negación de lo que llamamos libertad –afirma–. Es a Voltaire al que asesinaron hoy“.
Sin embargo, Touraine matiza la comparación con el 11 de septiembre, “porque los EEUU tienen un poder de hacer la guerra que Francia no tiene; ésta ha participado de guerras, pero no se puede decir que tenga la voluntad de llevar a delante una conquista del mundo en nombre de lo occidental”.
Y ante la pregunta de si teme que, como acto de ruptura, pueda generar un quiebre, una división, en la sociedad francesa, afirma que no tuvo esa impresión. “Me impactó ver que hoy la gente en París habló claramente de la defensa de la democracia; no dijo ‘es un problema cristiano-musulmán’. Eso les parece un contrasentido grosero”.
¿Sería entonces este ataque algo totalmente externo a Francia?
Con honestidad, Touraine responde: “Bueno, tenemos grosso modo un millar de ciudadanos franceses que partieron a la yihad. No tengo reparos en admitir que en la considerable masa de musulmanes que se sienten maltratados, despreciados, marginados, haya un pequeño número –aunque no desdeñable, porque 1000 no es un número desdeñable– que tomen esta identidad de enemigos. Sienten que se los trata como enemigos, entonces dicen ‘sí, soy un enemigo y hago la guerra contra ustedes’. De hecho, había franceses entre los que degollaron rehenes del Estado islámico”.
Pero aun así relativiza el fenómeno. Aunque “es algo que los franceses deben tener en cuenta, sería ridículo decir que los entre 5 y 6 millones de musulmanes de Francia piensan eso”, dice.
Además, cree que “explicar este ataque por las vejaciones o afrentas que habrían recibido es un razonamiento falso”. “No se puede concluir a partir de lo que hacen 3 personas –incluso 1000 personas– lo que piensan 5 millones”, agrega.
Touraine cree, además que Francia vive un período en el cual la islamofobia pierde importancia y que hasta Marine Le Pen, la actual presidente del Frente Nacional, el partido de extrema derecha nacionalista en ascenso, lo ha comprendido.
“Hoy la gran fractura en Francia –explica– es entre los que participan de los intercambios mundiales, es decir la gente de las metrópolis y todos los demás. Entre los primeros hay muchos cuadros profesionales y pocos obreros. Los periféricos, entre los cuales evidentemente se encuentran muchos obreros, son expulsados de París, y son ellos los que alimentan el electorado del Frente Nacional (FN)”. Esto le da al FN una fisonomía muy diferente de la que tenía en tiempos de Jean-Marie Le Pen (el padre de Marine). Por otra parte, Touraine afirma que Francia es “uno de los países menos desiguales” y que “es más bien relativamente homogéneo”.
“Lo esencial –concluye Touraine en cuanto al sentido del mortífero ataque contra Charlie Hebdo– es la afirmación de la voluntad de ruptura con un tipo de sociedad, de política, de filiación, que llamamos democracia. Así fue recibido por la gente, que tiene un comportamiento tranquilo. Hay tristeza porque a estos dibujantes los queríamos y nos hacían reír, pero también un sentimiento de amenaza contra un modo de vida”.
Por último, no se muestra demasiado confiado en que el actual presidente encuentre el discurso adecuado para este momento y la etapa que viene: “Es difícil de decir… porque hasta ahora (François) Hollande ha hecho gala de tal nulidad y de tal torpeza… “.