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200 latigazos por un hijo fuera del matrimonio

Hamaradane, cocinero en paro de 23 años, y la joven Zebou fueron detenidos, ante la puerta de la casa chica en Tombuctú, el 18 de junio. Habían sido denunciados por adulterio ante la policía islámica. Tenían un hijo en común sin estar casados, según un vecino delator.

   Cuarenta y ocho horas después un cadi (juez tradicional) les condenó a cien latigazos a cada uno y a un año de destierro. Aplicaba la sharia (ley islámica) que impera en el norte de Mali desde que, a finales de marzo, los islamistas tuareg de Ansar Dine (Defensores de la Fe) se adueñaron de esa franja del país, con la ayuda de la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI), expulsando al Ejército regular. Otros tuareg, laicos e independentistas, también participaron en la ofensiva, pero ahora han quedado marginados.

   Ansar Dine decidió ejecutar la sentencia de inmediato. Ambos fueron trasladados hasta la plaza central al tiempo que se animaba a la población a asistir a la flagelación a través de mensajes difundidos por radio Bouctou, una de las pocas emisoras que aun funciona cuando a ratos hay luz eléctrica. La escena pudo ser grabada con móviles y cámaras.

  “Llegaron al lugar, se les colocó delante del público”, narró un testigo presencial a la emisora Radio Francia Internacional, la primera en dar la noticia. “No se les desnudó, conservaron sus ropas y entonces empezaron a administrarles a cada uno cien azotes con una fusta”, añadió. En el norte de Mali los castigos no se infligen con látigos, como en Afganistán, sino con fustas de camello.

   En el centro de la plaza un puñado de milicianos en armas y otros con un chaleco en el que se puede leer, en árabe y en francés, “policía islámica”, rodeaban a las víctimas, según se puede observar en un vídeo obtenido por France 2, la televisión pública francesa. 

   Ansar Dine fingió tener un rostro humano y, tras la flagelación, condujo en ambulancia a la pareja hasta el hospital de la ciudad. El establecimiento carece de electricidad durante gran parte del día y se ha visto obligado a tirar vacunas y medicinas y a suspender las operaciones quirúrgicas.

   La jornada acabó con el anuncio, por Ansar Dine, de que los ajusticiados se habían finalmente casado. Ofició la ceremonia, a la salida del hospital, el mismo juez que les había condenado horas antes. A cambio de contraer matrimonio no serán desterrados.

   El Gobierno legal de Mali, que a finales de marzo perdió el control del norte semidesértico (65% del país y 830.000 kilómetros cuadrados), emitió el jueves un comunicado en el que “condena enérgicamente esas prácticas de otros tiempos, contrarias a los derechos del hombre y a la dignidad de la persona”. Anuncia además que “sus autores serán perseguidos ante la jurisdicción competente y en conformidad con las leyes vigentes en Mali”. Carece de medios para poder hacerlo.

    Hay otros condenados en espera de ser azotados en Tombuctú. “Seis madres solteras serán próximamente sancionadas y se les aplicará la sharia”, según el diario Le Républicain de Bamako. En otras localidades de las tres provincias septentrionales de Mali (Gao, Kidal y Tombuctú) “a los fumadores se les priva de cigarrillos y también se les azota”, asegura el rotativo. No sorprende que, según estimaciones fiables, cerca de un tercio de los 1,3 millones de habitantes del norte de Mali hayan huido.

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