Mona Eltahawy, autora de El himen y el hiyab, habla de una revolución compleja en el mundo árabe, un cambio de paradigma y de estereotipos.
Mona Etlahawy, (Egipto, 1967) ha publicado El himen y el hiyab (editorial capitán Swing) para hacer temblar los cimientos, las bases del orden establecido y reivindicar que la revolución definitiva está en una verdadera revolución sexual en el mundo árabe. «Podemos luchar contra los dictadores. La política puede conllevar una evolución social pero cada dictador también debe cambiar al volver a su casa. Y es la mayor discriminación, la verdadera revolución empieza desde el propio dormitorio».
Mona Eltahawy habla de una revolución compleja en el mundo árabe. Un cambio de paradigma, de estereotipos que permita una reforma integral de las libertades por la igualdad y la conquista de los derechos a favor de las mujeres. La periodista egipcia habla de cómo empezó a notarse algo en esa sociedad inamovible. Hace poco tiempo. Fue con el inicio de la primavera árabe en el año 2011. «Del mismo modo que en Túnez se inició una revolución política contra el dictador, también fue el detonante de otras revoluciones contras las dictadores en otros países. Y lo más importante, recalca a Público «también empezó a liderarse los derechos de las mujeres en la revolución». La «verdadera revolución», remarca Eltahawy.
En la sede de la Fundación Tres Culturas aterrizaba Mona Eltahawy, antes de su charla en Sevilla. Lleva semanas en España con un largo camino de conferencias. Y en ese trasiego no ha dejado de mostrar su lado más valiente y provocador con un mensaje que puede cambiar el curso de muchos países árabes.
Eltahawy señala a Público como ya desde los años 20 hay fuertes corrientes de movimientos feministas en el norte de África y Medio Oriente. «Aunque la gente no conozca el nombre de estas mujeres no puedo dejar de lado a activistas como fue Huda Shaarawi ,que en 1923 se arrancó el velo para decir que era una cosa del pasado. En los años 50 fueron al parlamento egipcio activistas feministas para conseguir el derecho al voto en la sociedad egipcia. En los años 70 ya algunas feministas escribían sobre mutilación genital femenina y feminismo. Y esto solo en Egipto. En Arabia Saudí las feministas realizaron fuertes protestas contra la prohibición de la conducción a las mujeres». «El movimiento estaba en las redes no tanto en las calles». Y ninguna de ellas se conoce en las escuelas, aunque sí en el imaginario popular.
«Comencé a reconciliarme con mi sexualidad cuando tenía 28 años»
La sociedad tampoco conoce «lo que siente una mujer en este tipo de sociedades sobre su propia sexualidad». Eltahawy no solo habla de compañeras, hace autobiografía de sí misma. «Comencé a reconciliarme con mi sexualidad cuando tenía 28 años. Al igual que me llevó ocho años quitarme el hiyab, tardé mucho en superar lo que me habían enseñado sobre el sexo y lo que debía de hacer con mi cuerpo». Sonríe y vuelve a tomar la palabra para recordar que «ya he aprendido que mi cuerpo es mío. No es del Estado, no es de la calle ni de nadie más. Mi cuerpo es mío».
En sus palabras también da datos estremecedores de su país de nacimiento, Egipto. La periodista destaca que «casi el cien por cien de las niñas y mujeres egipcias han declarado haber sufrido acoso sexual». La cifra es tan estremecedora que Mona busca un guiño en la conversación. Y recalca. «El informe pone un 99,3% aunque mis amigas aseguran que el 0,7% restante de las mujeres egipcias tenían el teléfono apagado cuando la llamaron para preguntarles».
En otros países despegados del norte de África. Eltahawy habla de la activista Amal Basha y de cómo su estudio sobre feminismo en Yemen levantó a muchas mujeres. Basha dio a conocer que el «90% de las yemeníes habían sufrido acoso». Vivir en una absoluta anulación y «tapadas casi todas de los pies a la cabeza».
«Más fácil es elegir ponerse el hiyab que elegir dejar de ponérselo»
En la entrevista no deja de lado un tema fundamental como es el uso del velo. «Siempre ha sido un tema difícil y muchos años después de decidir de dejar de llevarlo me sentía tan avergonzada que prefería no comentar con mis nuevas amistades que lleve hiyab durante ocho años», apunta. Mona es tajante y habla de su posición frontal a cubrirse la cara en todos los aspectos. «Pienso que va mucho allá de la propia religión y nunca va a poder entrar dentro de un concepto feminista».
Pero la palabra elección no es un concepto fácil dentro del mundo árabe. Mona habla de que su madre en Egipto lleva el hiyab por motivos religiosos. «Mi hermana lleva el hiyab para decir a los racistas que se jodan», señala. «Más fácil es elegir ponerse el hiyab que elegir dejar de ponérselo. Es por eso que soy tan radical cuando digo que si no eres una mujer musulmana, cállate la boca y no opines sobre el velo. Escucha a las mujeres musulmanas».
Para esta periodista, colaboradora en medios internacionales como The Guardian o The New York Times, le duele que este tema sea una provocación en las sociedades occidentales. «En Europa es mucho más fácil ver el patriarcado en otros lugares. Y en los últimos años especialmente ha surgido un momento de derechas que se ha empezado a obsesionar con las mujeres musulmanas. Una manera de introducir un discurso islamofóbico y feminista. Y estos racistas e islamofóbicos son machistas y son ultras dentro de su propia comunidad». También resalta que esto ocurre en España. «Es mucho más fácil para la derecha española obsesionarse con las mujeres musulmanas y no hablar de la Manada».
«Las Manadas» que existen en todas partes
Eltahawy analiza un tema tan candente como es la violencia sexual contra las mujeres. «El sistema de justicia criminal trabaja en contra de las mujeres y en beneficio de los hombres. En el caso de la Manada dijeron que no había habido violación», destaca. «Estos casos ocurren en todos los países y las denuncias son masivas también en redes sociales». Alerta de la falta de ética que hay también en Europa. «Solo ocho de los treinta y un países dicen que si no hay consentimiento es violación, incluido España. Si la mujer no pelea, no es violación».
Uno de los hitos que Elltahawy recalca dentro el mundo árabe es la prohibición de una ley en 2017 en tres países Túnez, Líbano y Jordania. «Es ese año por fin se abolió la ley de que si el hombre se casa con su víctima de violación, no recibirá ningún castigo y estas leyes, se pusieron en esos países durante la colonización. Han tenido que ser las revoluciones, las primavera árabe la que elimine este tipo de leyes».
Y es que Eltahawy habla de todas esas Manadas que se multiplican en cada parte del mundo, en todas las ciudades. «El acoso sexual no es algo exclusivo de Oriente Medio y el norte de África». Es una realidad muy compleja a la que se enfrentan demasiadas mujeres en todo el mundo. «Mejor que hablar de feminismo en Oriente y feminismo en Occidente, yo hablo de patriarcado en todos sitios. Y creo que la mejor manera es centrar en su propios problemas dentro de sus comunidades».
«No me considero una feminista islámica»
La periodista egipcia habla de la separación entre el islam y el feminismo. La mayoría de las religiones son patriarcales, especialmente aquella que provienen de Abraham, el judaísmo, el cristianismo y el islam. «Yo separo el islam y el feminismo. No soy una feminista islámica. Pero admito a muchas feministas islámicas porque uso su interpretación es muy válida para luchar contra el patriarcado».
En el libro, Eltahawy cita en el último capitulo a Muriel Rukeyser, activista política en Estados Unidos. «¿Qué pasaría si una mujer contara toda la verdad sobre su vida? El mundo se abriría en dos». Tampoco deja de contar sin tapujos su propia vida antes de hablar de la revolución sexual en el mundo árabe. Su primera experiencia fue a los 29 años de edad. «No me dolió. Fue una experiencia hermosa. Y quería contarlo a todo el mundo».
La verdadera revolución sexual
En el norte de África, en Oriente Medio, las mujeres musulmanas, y cristianas se espera siempre que se casen antes de mantener relaciones sexuales. Los evangélicos en Estados Unos también practica en la política de la pureza. «En estas sociedades del mundo árabe, hay un dictador en el palacio presidencial, un dictador en las calles y un dictador en la cama. Y todos hemos hemos empezado a hacer la revolución solo a nivel político del palacio presidencial. Pero necesitamos otra revolución con el dictador de la calle y el dictador del dormitorio».
La esperanza para Mona Eltahawy es que «cada persona, en cada región, entienda que sin feminismo todas las revoluciones están abocadas al fracaso». Concluye que «parte de la revolución en el norte de África, en Oriente Medio dicen que la han hecho hombre y mujeres pero luego los hombres dicen hasta luego, vete a casa y me haces de cenar». El 50%, esa mitad de mujeres y niñas sino son libres, nadie va a ser libre. «Tenemos que eliminar el patriarcado a través de una revolución de la mente, la revolución de a calle y la revolución del dormitorio. Esa será la verdadera revolución de Estado».