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Vox y las lecciones del caso de ‘El Jueves’

El partido de Santiago Abascal no desdeña la guerra con los medios tradicionales, busca la autarquía informativa y tiene a Orbán y Trump como referentes.

El tuit de Vox sobre ‘El Jueves‘, señalando a su editor con nombre y dirección, más allá de su claro carácter intimidatorio, ofrece tres lecciones importantes sobre la política de comunicación de este partido que analizamos a continuación.

1.Vox no desdeña la guerra con los medios tradicionales 

Consideramos que el caso de ‘El Jueves’ refleja de nuevo el afán de Vox por controlar su imagen pública, que ahora va más allá de querer vetar a periodistas que cubren sus actos. Así, en febrero, Iván Espinosa pidió a los suscriptores de ‘ABC’ que se dieran de baja porque este diario entrecomilló la palabra “atacan” en un titular sobre agresiones a Javier Ortega e Ignacio Garriga en la campaña electoral catalana, ya que supuestamente restaba veracidad a los hechos. Y, en marzo, Vox se querelló contra Covite, la asociación de familiares de víctimas del terrorismo que preside Consuelo Ordoñez. Según el partido, un artículo de su web lo vinculaba “con hechos delictivos de carácter terrorista”. La justicia rechazó la querella, pero Ordóñez explicó que “esa mentira dio pie a una campaña de linchamiento contra Covite en redes sociales”. Y ese mismo mes, Santiago Abascal denunció a los “medios de manipulación” por demonizar a Vox y señaló la posibilidad de interpelar públicamente a sus accionistas. Remarcó que eran bancos, en muchos casos y que muchos votantes de Vox eran clientes. Así las cosas, el tuit sobre ‘El Jueves’ reforzaría esta tendencia coactiva de Vox, ante críticas reales o supuestas que recibe y es un aviso para navegantes: atacar al partido puede tener costes. 

2.La meta de Vox es “la autarquía informativa”

Con tales actuaciones, Vox subraya que aquello que los medios tradicionales difunden sobre ella puede ser torticero, ofensivo o tergiversado. Por tanto, si sus seguidores no quieren ser manipulados solo pueden recurrir a las redes sociales del partido y a su galaxia digital de webs e ‘influencers’ afines. A nuestro juicio, esta dinámica que la formación promueve tiene tres metas entrelazadas. 

La primera es reforzar la cohesión interna de sus seguidores en las redes, que ya fomentó su campaña en Twitter en 2019 #SiguemeYTeSigoVox. La segunda es lograr una “autarquía mediática” que le permita prescindir de los medios tradicionales. Manuel Mariscal, su vicesecretario de comunicación, ha sido claro: “el éxito de Vox será la derrota de los medios convencionales”. La tercera es hacer que estos medios, que la formación desdeña, hablen de ella con frecuencia y la asocien a “guerras culturales” de alto voltaje emocional capaces de movilizar a sus leales. En tal sentido, el tuit de Vox sobre ‘El Jueves’ no hace hincapié en sus caricaturas de los líderes del partido, sino en que la revista “difunde odio contra millones de españoles a diario”. Es, pues, algo grave y capaz de impulsar a la acción. 

3.Dos referentes significativos: Orbán y TrumpNoticias relacionadas

Ateniéndonos a lo expuesto, vemos en Vox un emulador de la comunicación trumpista. Tiende a rechazar a los medios convencionales por ser manipuladores y está dispuesta a luchar contra ellos. A la vez, siguiendo también la estela del trumpismo, alza la bandera de la libertad de expresión contra la pretendida censura que vive la ultraderecha en las redes sociales. Así, su Fundación Disenso acaba de unirse a la Free Speech Alliance, una coalición de entidades que promueve el Media Research Center, cuyo fundador -Brent Bozell- afirma la necesidad de defender la libertad de expresión ante una izquierda que efectúa “una yihad contra el pensamiento conservador”. 

Esta relación política conflictiva con los medios también está muy presente en el Partido de la Ley y la Justicia [PiS], que gobierna en Polonia, y el Fidesz, que con Víctor Orbán gobierna Hungría, que son referentes importantes de Vox. Sus Ejecutivos han efectuado una política de control de los medios que la propia UE ha censurado. Vox ha afirmado su coincidencia con ambas formaciones en su visión de la familia y de la UE. Para Abascal, además, Orbán es un ejemplo por su política de fronteras. Sin embargo, ignoramos su parecer sobre la tutela citada sobre los medios. En todo caso, Orbán y Trump plasman una coexistencia nada fácil con el pluralismo informativo, que Vox parece reflejar cada vez más. 

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