Al menos 30 agentes del gobierno irrumpieron en una vivienda que funciona como iglesia, golpeando a los fieles e impidiendo la celebración de la misa. El incidente ocurrió dos días atrás, en el distrito de Mường Khương, en la provincia de Lào Cai (norte de Vietnam, en la frontera con China). El P. Nguyễn Văn Thành estaba presidiendo el rito, cuando los policías lo intimidaron a suspender la celebración. Luego, los agentes empujaron a los católicos fuera del lugar de culto, golpeando a un joven y arrestando a dos personas (una de ellas, de 14 años).
Trần T.T, un testigo, cuenta a AsiaNews: “Entre los policías que irrumpieron en el lugar, estaba también Nguyễn Quốc Hương, vice-presidente del distrito, y otros dos vice-presidentes de organizaciones gubernamentales”. Según Phan T.L, quien también estuvo presente, fue Hương “quien ordenó que la policía viniera a la iglesia. Los agentes amenazaron a los feligreses y ordenaron al P. Văn Thành que se presentara en la sede policial para ser “examinado e interrogado”.
Algunos parroquianos cuentan: “Muchas veces hemos solicitado a las autoridades locales poder construir una pequeña iglesia, pero siempre se han negado. Por lo tanto, debemos alquilar las viviendas de la gente para celebrar misa”. La policía, sin embargo, “afirma que los sacerdotes no tiene derecho a celebrar, ni los parroquianos a participar. Cuando uno es descubierto, se le acusa de perturbar el orden. De este modo, el distrito de Mường Khương viola la Constitución, que reconoce la libertad de culto”.
A pesar de la oposición del gobierno, los fieles de las zonas montañosas septentrionales no se rinden: “Esperamos que el gobierno cree las condiciones para que podamos tener una iglesia. Todos los días celebramos la misa y rezamos por nuestras familias y por la sociedad”. Trần T.T agrega: “Yo soy católico. Me presenté ante las autoridades, y dije que deseaba donar mi propiedad para la edificación de la iglesia. No me permitieron hacerlo”.
De acuerdo a un informe publicado en febrero pasado por los activistas de la “Asociación para la defensa de la libertad religiosa”, en el país asiático gobernado por el Partido comunista conviven 14 religiones distintas y 38 organizaciones religiosas. Los creyentes suman más de 24 millones (sobre una población total de 90 millones), y son cerca de 78.000 los “dignatarios” (miembros del clero), que viven en más de 23.000 lugares de culto esparcidos por todo el territorio.