’13 de noviembre: terror en París’ entrevista víctimas del ataque a Bataclan: “Está bien compartir el dolor y apoyarse en los demás”, señala la actriz
Cayetana Guillén Cuervo está interpretando junto a Ayoub El Hilali la obra de teatro escrita por Emma Riverola Puertas abiertas. Su personaje vive en París y la noche del 13 de noviembre de 2015 escucha en los medios de comunicación que la ciudad está siendo atacada en una angustiosa cadena de atentados terroristas. Surge la iniciativa ciudadana de acoger a desconocidos que han quedado atrapados por el bloqueo de los transportes y ella abre la puerta a un huésped que resulta ser árabe. A partir de ahí surgen prejuicios, miedos, encuentros y descubrimientos.
Guillén Cuervo invita a los lectores a profundizar en esa noche. Recomienda el documental 13 de noviembre: terror en París, tres episodios que pueden verse en Netflix. La pieza es obra de los hermanos Gedeon y Jules Naudet, nacidos en Francia y nacionalizados en Estados Unidos, veteranos documentalistas que ya se habían acercado además de a otros temas a los atentados de las Torres Gemelas de 2001. En esta ocasión, el formato consiste en testimonios directos de las víctimas. “Me ha parecido un buen punto de vista —señala Cayetana Guillén Cuervo—. No es un tema fácil, la verdad”.
“Los testimonios están tomados con respeto, con sensibilidad”
Los testimonios siguen un orden cronológico. Comienzan con la sencilla enumeración de sus planes para ese viernes; ver a un amigo, tomar una copa en una terraza, ir a un concierto en la sala Bataclan, al fútbol, todo en los lugares en los que se produjo la masacre. “La gente ha ido respondiendo desde las emociones, que es un punto de vista interesante y tomado con respeto, con sensibilidad”, subraya Guillén Cuervo sobre este enfoque tan nítido en las víctimas de aquella noche.
Poco a poco o de forma brutal, los atentados se cruzan con sus vidas. También con la de algún miembro de los bomberos y de los equipos médicos, incluso con la de François Hollande o Anne Hidalgo, presidente de la República y alcaldesa de la ciudad, que participan en la producción, no en su calidad de gestores sino como parisinos afectados.
Lo sucedido fue espeluznante, los terroristas ametrallaron a sus víctimas en varios bares y restaurantes y tomaron la sala Bataclan en pleno concierto de Eagles of Death Metal, matando solo allí a cien personas. Recoger las historias de los supervivientes podía caer en el sensacionalismo o en la superficialidad por evitarlo. Esta aproximación ha esquivado ambos peligros según la actriz: “Creo que está en un término medio, desde luego no me parece que nadie haya estado morboso ni tampoco que nadie haya sido frívolo, es bastante correcto según mi punto de vista”.
“Los supervivientes han tenido la generosidad de ponerse ante la cámara”
Progresivamente los testimonios se van centrando en un grupo de personas que estuvo secuestrada por dos terroristas en un pasillo de la sala de conciertos mientras en el local proseguía la matanza. Fueron largos minutos que les unieron de forma excepcional. Sus declaraciones tienen gran valor para Guillén Cuervo: “Están transmitiendo emociones por las que transitan que son muy delicadas y creo que solamente haber tenido la generosidad de ponerse ante una cámara a contar esos momentos, que, desde luego, les tienen que despertar cosas terribles está muy bien y creo que lo hacen muy bien, se les congela a veces la voz, se quedan pensando en algo, les vienen recuerdos que son casi traumas, desde luego. Ante todo destaca su generosidad”.
El documental tiene momentos mágicos. Varios de los participantes se asombran al recordar como el tiempo se paró, y a la vez se aceleró y a la vez no transcurría. Había dejado de tener sentido. Y a pesar de tratarse de circunstancias extremas, la experiencia de la muerte puede resonar en los espectadores según Cayetana Guillén Cuervo: “Creo que la muerte la tenemos muy poco presente en nuestra vida por nuestra cultura y que cuando viene, cuando tocamos la pérdida y sufrimos la ausencia de un ser querido nos provoca un shock emocional que tenemos que ir gestionando con su duelo. Deberíamos estar más cerca, más sensibilizados. Desde luego, nunca vamos a estar sensibilizados a una muerte por violencia, por un acto violento que corta una vida en mitad de su trayectoria, de su camino. Es imposible, a eso no nos vamos a sensibilizar porque nunca nos podemos sensibilizar a nada que tenga que ver o esté relacionado con la violencia”.
La actriz y presentadora desde hace más de veinte años del espacio sobre cine español y latinoamericano, Versión española, en La 2, además de valorar la generosidad de los participantes en esta miniserie, entiende por qué lo hacen: “Porque es una catarsis, una manera de limpiar el dolor. Julie, mi personaje, dice en mi función, en Puertas abiertas, que es bueno compartir el dolor, y lo dice sabiendo lo que es una herida. El dolor escondido se transforma en algo casi físico, una angustia que casi puedes tocar y que te puede bloquear para transitar por otros lugares de la vida. Creo que está bien compartir el dolor y está bien apoyarse en los demás para pedir ayuda”.
“Oír a las víctimas te provoca estupor. Es ver en un espejo que te puede tocar a ti”
A la actriz le han llegado las reflexiones de los participantes en el documental: “Ver a las víctimas de un atentado contándolo te provoca, además de gratitud, sensación de realidad con un tema al que todos nos sentimos ajenos pero que en realidad a todos nos puede ocurrir. Te provoca estupor porque esa persona que es exactamente igual que tú y hace una especie de función de espejo ha vivido una secuencia de terror que te puede tocar a ti. Yo, ahora mismo, con el personaje de Julie, en Puertas abiertas, me acerco a eso todos los días en cada función”.
El trabajo de los hermanos Naudet se limita a dar la información mínima imprescindible sobre los hechos. Pasa por alto a los terroristas. Los participantes hablan en decorados sencillos, nada distrae de su emoción: “La realización estética del documental me parece bien —tercia Guillén Cuervo—, no se le da mucha importancia a la cámara y no subraya cosas que podrían ser muy angustiosas o que podrían ser tremendas para el ser humano y que no hace falta. Lo cuenta con una distancia que creo que es elegante”.
Hay ciertos paralelismos entre la obra que interpreta Cayetana Guillén Cuervo y el documental de Netflix, a parte del punto de partida de los atentados, según esgrime: “El miedo de los ojos de los protagonistas, las ganas de compartir el dolor, la necesidad de apoyarse en el otro para salir de tu propia herida, el duelo, el concepto de vivir con un trauma y tener que gestionarlo para poder vivir con lo que la vida cotidiana te va a ir aportando. Creo que el personaje de Julie y el de Faruk, que interpreta Ayoub El Hilali, tienen mucho en común con muchos de los personajes del documental”.
La actriz elogia el texto que interpreta, que girará por distintas poblaciones tras su paso por Madrid y Barcelona: “Emma Riverola tiene una sensibilidad maravillosa. Se ha acercado con una inteligencia emocional a un tema muy delicado como es la violencia, como es la islamofobia, como son los prejuicios, los miedos, las heridas, los traumas y la necesidad de escuchar las razones del otro para poder entender su diferencia. Ha escrito una función realmente inteligente, maravillosa con la que estamos consiguiendo recorrer España y cambiar el punto de vista de mucha gente”.