La ONU solicitó este mes al Vaticano «información detallada» sobre todos los casos de delitos sexuales en el seno la Iglesia
Organizaciones de víctimas de abusos sexuales de México han elevado la voz para exigir a Francisco que paralice el proceso de canonización de Juan Pablo II mientras se investigan los casos de abusos sexuales de la Iglesia. Tras la petición está la solicitud del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU, que este mes de julio ha requerido al Vaticano “información detallada” sobre todos los casos de abusos a menores.
Es la primera vez en la historia que un organismo internacional cuestiona a la Santa Sede. El Papa, de visita estos días en Brasil, tendrá que enfrentar un caso que mermó la credibilidad de su antecesor antes del 1 de noviembre, fecha impuesta por la ONU para presentar una respuesta a sus duras preguntas. “El Papa tiene una oportunidad histórica y única de entregar toda la documentación y de demostrar que no está dispuesto a que esto siga sucediendo”, dice al teléfono el exsacerdote mexicano Alberto Athié.
El padre Athié, como muchos le siguen llamando, abandonó el sacerdocio hace años después de que sus denuncias sobre los abusos del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, no fueran escuchadas ni en México ni en Roma. Una lucha que comparte con el director de la Red de Sobrevivientes de Abusos del Clero, Joaquín Aguilar, que cree el Papa tiene que “buscar la manera de sacar esos delitos del ámbito eclesiástico para que sean juzgados”.
“Juan Pablo II se enteró de los casos y nunca quiso hacer nada, prefirió no mover un dedo. Deberían de parar el proceso de canonización mientras la ONU no se pronuncie. Si lo hacen santo y algún día sale su nombre relacionado con algún caso de abuso le va a hacer mucho daño a la Iglesia”, advierte Aguilar.
A la espera de ver cómo se pronuncia el primer papa americano sobre el mayor escándalo al que ha tenido que hacer frente la Iglesia, Francisco ha conseguido arrancar elogios de aquellos que llevan años alejados de la Santa Sede. Los símbolos que muestra, como su intención de no dormir en los aposentos del Vaticano o sus críticas a los coches de lujo de los obispos, son interpretados en muchos sectores como una oportunidad de cambio en la hermética jerarquía eclesiástica.
No es habitual escuchar al padre Solalinde, que dedica su vida a ayudar a los emigrantes centroamericanos que atraviesan México en su camino a EE UU, hablar bien sobre lo que él llama “los palacios vaticanos”. Pero ahora parece convencido de que los tiempos están cambiando. “Ratzinger fue el último monarca de la Iglesia. El papa Francisco es un papa pastor, que quiere volver a la visión original de la Iglesia”, asegura.
“Como si me estuviera oyendo (el Papa) le diría es que la Iglesia es misionera, que tiene que salir a las calles, escuchar a los pobres, a los que sufren. Le diría que tiene que aprender de las mujeres porque son ellas quienes tienen que dirigir el rumbo nuevo de la Iglesia”, dice el llamado padre de los migrantes.
¿Y que piensa de la canonización del papa Juan Pablo II? “Pienso que me entristece que cuando hablan de santidad hablan de santidad masculina. El 90% de los santos reconocidos son hombres cuando son las mujeres las que tienen más santidad en la Iglesia”.
Juan Pablo II, junto a Marcial Maciel en imagen de archivo. / AP
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