Desde hace ya unos meses escucho desde las ventanas de casa el run run de los que están ensayando la musiquita casi militar de la Semana Snta. Lo hacen en un lugar retirado, en la ladera de un cerro, desde donde lo que yo llego a escuchar me hace entrever sin duda los avances de sus ensayos, y en general y por suerte, van a mejor.
Pero no me dejaré de sorprender por la eterna paciencia del mundo laico, por la que en estos días la totalidad de la población nos vemos sometidos a los desajustes de tráfico en el casco urbano de todas nuestras poblaciones invadidas por las procesiones de uno y otro club de las cofradías que en el mundo cristiano se hayan inventado.
Las prebendas de la omnipresente madre Iglesia son inescrutables, como los designios del Señor, y la ciudadanía apócrifa escapa de la protesta, supongo que a cambio de las vacaciones que se obtienen para escapar de esa vorágine en la que las ciudades se ven envueltas por la locura de la Pasión, nunca más lejos de la pasión que se esconde bajo unas sábanas, pero tan cercana, dado que también se esconde y enmascara bajo las capuchas de los desfilantes en las procesiones. Y entre estos clubs procesionales siempre me ha sorprendido el hecho de que haya lugar para el “perdón” de unos cuantos presos dada la misericordia de …… la verdad es que no sé quién es quien decide a qué personas se libera ni en base a qué, pero dado el desorden cerebral de nuestros días, de nuestra manera de ejercer la política y de los pájaros que tienen en la cabeza nuestros políticos y sobre todo los próceres de la iglesia, dieran ya definitivamente por perdonados a los Bárcenas de nuestra existencia, a los Blesas, a los Urdangarines de nuestro reinado y a las madres que los parieron a todos, que no tienen sin duda culpa de nada.
Todo queda muy acorde con el último single que han presentado los “Amarales” que dice algo así como “que te perdone dios, porque yo no”. Que disfruten ustedes de esta verbena nacional.
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