Francisco Delgado Ruiz Presidente de Europa laica
De Albacete es Francisco Delgado, psicólogo industrial y máster en recursos humanos. Famosos son sus libros 'La escuela pública amenazada' y 'Hacia la escuela laica'. El pasado lunes estuvo en Murcia para pronunciar en el instituto Miguel de Cervantes la conferencia 'La libertad de conciencia en el ámbito escolar' y aprovechó la ocasión para constituirse en la Región el grupo de trabajo de Europa laica.
-¿Qué es Europa laica?
-Es una organización que surgió en 2001 como consecuencia de observar que las organizaciones políticas, sociales y sindicales no daban paso para avanzar hacia el estado laico, a pesar de que en el caso de España la Constitución en su artículo 16 declara la aconfesionalidad del estado.
-¿Lo puede explicar un poco más?
-La religión oficial que ha habido en España durante siglos, acentuada en la época de la dictadura desde 1936 a 1977, ha hecho que una determinada confesión, la católica, siguiera manteniendo privilegios simbólicos, jurídicos, económicos y tributarios así como en materia de enseñanza y asistencia social.
-¿Cómo repercute esta situación?
-Se produce una injusticia social. Los privilegios, en este caso, van en contra del conjunto de la sociedad.
-¿Tiene mucha implantación su asociación a nivel nacional?
-Cuenta con socios en todas las provincias y regiones, también en algunos países europeos. Tiene grupos fuertes organizados en las comunidades de Andalucía, Madrid, Asturias, Valencia, Extremadura y en las dos Castillas.
-¿Y en la Región de Murcia?
-Tenemos un número de asociados importante y uno de los objetivos de venir a Murcia es la constitución del grupo de trabajo de Murcia laica.
-¿Qué persigue su asociación?
La supresión de los acuerdos con la Santa Sede del año 1979, aún vigentes, la promulgación de una ley de libertad de conciencia, una escuela pública y laica, sin religión; la eliminación de símbolos religiosos en espacios públicos y que las confesiones religiosas se autofinancien y no tengan exenciones fiscales.
-¿Cómo observa usted la situación educativa en España?
-La enseñanza está dividida en pública y privada; la pública por un lado y la privada financiada con fondos públicos por otro, nutriéndose de intereses económicos e ideológicos, pues en un 80% está en manos de la Iglesia Católica. Son confesionales.
-¿Supone una merma educativa el apoyo estatal a la enseñanza privada?
-Sí, pues supone derivar unos esfuerzos económicos. España es mayoritariamente un país rural y hay unos 8.000 municipios con escasos recursos para la escuela rural como el mantenimiento de comedores escolares, de servicios, de apoyos específicos, etcétera.
-¿Quizás responda todo ello también a un tipo de ideología o espíritu de la propia sociedad?
-No. El Estado tiene la posibilidad de compensar desigualdades. Un ejemplo concreto es la propia crisis en la que estamos inmersos, y un Estado fuerte es capaz de compensar esas desigualdades.
-¿Qué está sucediendo?
Se han ido desmantelando servicios con la privatización de la sanidad, servicios sociales, la educación y las pensiones; y todo ello genera más pobreza. El ejemplo más cercano lo tenemos en Gran Bretaña, lo que se hizo en la época de Margaret Thatcher en los años 80, situación que empieza ahora a ocurrir en España.
-¿Hacia dónde caminamos?
-Hacia una privatización muy peligrosa de los servicios comunitarios, proceso que se viene gestando desde el año 1993, empezándose a cambiar el modelo, pasando de una fortaleza del Estado. Estamos en una situación preocupante.
-¿Qué aconseja en el ámbito educativo?
-Dar un giro de 180 grados en la enseñanza; caminar hacia un modelo basado en la educación pública con recursos potentes para que los centros tengan medios y los alumnos puedan potenciar y dar sus máximas cualidades. Perseguimos la laicidad de las instituciones y el Estado debe separarse de las confesiones religiosas, sean cuales fueren. Es muy necesario una libertad de conciencia y aquí va implícita la libertad religiosa.
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