Y allá que nos fuimos. Y la verdad es que fue muy gratificante atender su invitación.
El laicismo exige al Estado que cumpla con lograr simplemente que a los clérigos, sean de la religión que sean, ni se les ocurra siquiera meterse a querer imponerse a toda la ciudadanía desde los dogmas y principios “morales” de sus fieles. Y lo hace, por ejemplo, presionando a favor o en contra de las leyes (matrimonio, divorcio, despenalización del aborto, salud, avances científicos…). Y desde luego, que no se pliegue a sus apetencias de privilegios, y no solo económicos. Ahora recibe unos 11.000 millones de Euros entre ingresos directos, desgravaciones fiscales (no paga IBI, ni otros impuestos), subvenciones, pago de sueldos a curas y jerarquía, etc. etc.). Es injusto y discriminatorio, sobre todo en esta época de recortes, de paro, de desahucios, de Presupuestos Generales disminuidos.
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