Los viejos hábitos del franquismo no han desaparecido. Casi cuarenta años después de la muerte del dictador, aún hay ayuntamientos en los que sus gobernantes se mueven siguiendo las añejas ‘tradiciones’ del nacional-catolicismo. En Güéjar Sierra, un municipio de poco más de tres mil habitantes situado en la vertiente noroeste del Parque Natural de Sierra Nevada (Granada), el equipo de gobierno (PP) ha convertido en costumbre regalar un reloj a los niños que hacen la primera comunión. Por supuesto, el coste del obsequio va con cargo a las arcas públicas y la entrega se realiza cada año en la parroquia en un acto que siempre preside un responsable municipal.
Hace escasas semanas, el Ayuntamiento regaló 17 relojes a los niños que habían finalizado la catequesis y que iban a recibir el sacramento. La entrega del regalo dejó la estampa rancia de un acto ‘cívico-religioso’ celebrado en la parroquia, como se hacía en otros tiempos. Fue una concejala del gobierno municipal, Sonia Castillo, la encargada de dar los regalos en nombre del Ayuntamiento de Güéjar Sierra en una especie de festejo montado con decorado de cumpleaños.
El equipo popular no oculta el ‘detalle’ con el que obsequia a los menores que hacen la primera comunión. De hecho, lo difunde en su revista municipal, Plaza Mayor, y en sitios web del Ayuntamiento. La publicación, que dirige la concejal de Cultura, Juventud y Fiestas, Sonia Fernández Fernández, tiene entre sus redactoras a la parlamentaria andaluza Ana Vanessa García Jiménez, según consta en la mancheta de la revista.
El pasado año, el equipo popular regaló 13 relojes a los niños que hicieron la primera comunión. En esa ocasión, la encargada de entregar los obsequios fue la teniente de alcalde de Turismo, Familia y Bienestar Social, Estela González, en un acto que también se celebró en la parroquia y en presencia del párroco. “Algunos niños que no hicieron la primera comunión se llevaron un berrinche. No entendían que el Ayuntamiento le regalara un reloj a los que recibían el sacramento y a ellos, no”, dice una madre, que prefiere ocultar su identidad.
En un pueblo pequeño como Güéjar Sierra, controlado por el PP desde hace 19 años, es muy difícil encontrar a alguien que dé la cara para criticar el maridaje existente entre el poder político y religioso en un estado aconfesional. El municipio conserva formas caciquiles propias de épocas pasadas y los mismos vecinos que se muestran en contra de que el Ayuntamiento premie a los niños que hacen la primera comunión evitan pronunciarse en público. “Lo que hace el equipo de gobierno es anticonstitucional”, dice un padre, previo compromiso de no revelar su nombre.
La realidad es que el Ayuntamiento ha hecho de la primera comunión un acto institucional. El ritual del regalo del reloj en el mes de mayo no es nuevo. “Esa moda la trajo este alcalde”, comentan en el pueblo al referirse al actual regidor, José Antonio Robles, vicepresidente segundo de la Diputación, que lleva cuatro mandatos consecutivos en el gobierno local.
La oposición municipal, que representa el grupo socialista, está en contra de esas prácticas del PP. Su portavoz, Perfecto Álvarez, afirma que la medida es excluyente y discrimina a los niños que no hacen la primera comunión. “Es inadmisible que a estas alturas una institución que debe ser aconfesional premie a los miembros de una comunidad que profesan determinada religión”, dice. Lo cierto es que el ritual forma parte de la agenda municipal del mes de mayo y que el Ayuntamiento de Güéjar Sierra se ha atribuido la “competencia” de premiar a los menores que hacen la primera comunión regalándoles un reloj pagado con el dinero de todos.
Fotonoticia de la revista municipal 'Plaza Mayor', de mayo de 2013.
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