Turquía ha vuelto a sufrir este martes el zarpazo del terrorismo, con un atentado en el que, según los últimos recuentos oficiales, han muerto 41 personas, además de los tres terroristas suicidas que habrían llevado a cabo el ataque en el aeropuerto Atatürk de Estambul, y 147 han resultado heridas. El principal aeródromo de la ciudad turca sirve como nodo de escalas de numerosos vuelos internacionales por lo que se teme que haya también extranjeros entre los fallecidos.
Este sería el último acto de una larga serie de acciones armadas con las que tanto los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) como los nacionalistas kurdos de varios grupos armados han provocado más de 250 muertos durante el último año en el país. Turquía, uno de los más importantes miembros de la OTAN, ha pasado de ser un oasis de paz en medio del caos de Oriente Próximo a sucumbir a las tensiones que azotan la zona.
En torno a las 22.00 (hora local, una menos en España), la policía ha identificado a dos sospechosos junto a la planta del aeropuerto desde la que se accede a la zona de llegadas de la terminal internacional. Se disponían a intentar pasar el control de seguridad que da acceso al edificio y, según explicó a EL PAÍS una fuente del Ministerio de Interior, uno de ellos abrió fuego con un kaláshnikov, a lo que los agentes respondieron con disparos para tratar de «neutralizarlos». Entonces, uno de los sospechosos activó la carga explosiva que portaba. «Se escuchó un tiroteo durante un minuto, y luego vimos como una bola de fuego», explicó uno de los testigos del atentado a la cadena CNN-Türk. Un tercer atacante detonó explosivos en el parking del aeropuerto.
Las autoridades turcas han elevado este miércoles a 41 las víctimas mortales (de las que 37 han sido identificadas) del atentado perpetrado la víspera por al menos dos suicidas en el aeropuerto Atatürk de Estambul, según el último balance difundido por la oficina del gobernador. Esta informó de que diez de los fallecidos son extranjeros, otros tres fallecidos tenían otra nacionalidad además de la turca y 23 eran turcos. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha confirmado desde Bruselas, donde participa en la cumbre del Brexit, que no hay españoles entre los fallecidos. De las 239 personas que resultaon heridas, 109 ya han sido dados de alta, según ese balance.
Los fallecidos foráneos eran de Arabia Saudí (5), Irak (2), China (1), Jordania (1), Túnez (1), Uzbekistán 81), Irán y Ucrania (1), según el instituto forense turco citado por la BBC.
El primer ministro turco también ha asegurado que entre los heridos se encuentran algunos en estado grave, por lo que la cifra de víctimas mortales podría ir elevándose en las próximas horas. Según ha confirmado una fuente al diario Daily Sabah, son seis los heridos de extrema gravedad. El gobernador de Estambul, Vasip Sahin, ha asegurado que al menos tres terroristas suicidas detonaron sus explosivos y Yildirim, según la agencia Reuters, ha asegurado que los agresores llegaron al aeropuerto en taxi. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, condenó el atentado en un comunicado en el que aseguraba que » el ataque contra el aeropuerto Atatürk será el punto de inflexión para el mundo, y sobre todo para Occidente, para una batalla conjunta contra las organizaciones terroristas».
Según varias televisiones, además de las numerosas ambulancias que acudieron al lugar de los hechos, numerosos heridos fueron evacuados al cercano hospital de Bakirköy por los mismos taxistas que habitualmente esperan en el lugar a los pasajeros recién llegados a Estambul.
El Gobierno ha convocado inmediatamente una reunión de crisis con la participación de los titulares de carteras implicados en la seguridad y la lucha antiterrorista. Además, se ha ordenado el cierre de todos los accesos a la terminal, aunque en un principio los vuelos con destino a Estambul continuaron aterrizando en el aeropuerto.
Durante el último año, Turquía, un importante aliado de la OTAN, ha sufrido una oleada de atentados en Estambul y Ankara. Su autoría ha sido reclamada tanto por el ISIS, que mató a un centenar de personas en Ankara el pasado octubre y a 15 en sendos atentados en zonas turísticas de Estambul en enero y marzo, como por grupos ligados al nacionalismo kurdo como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y los Halcones para La Libertad del Kurdistán (TAK), que en febrero y marzo acabaron con la vida de casi 70 personas en dos ataques suicidas en el centro de Ankara y el pasado 7 de junio asesinaron a 11 personas en el centro turístico de Estambul, siete de ellas agentes de policía.
Ningún grupo ha asumido el atentado pero el Gobierno turco tiene al ISIS como el principal sospechoso desde el primer momento. «Todos los indicios apuntan al Daesh», ha dicho el primer ministro, Binali Yildirim, refiriéndose al ISIS por el acrónimo con el que es conocido en la región. El ataque supone un duro golpe al sexto mercado turístico del mundo, que se ha visto gravemente afectado por una serie de atentados, perpetrados por el ISIS y por kurdos en los últimos meses.
Este sería el último ataque de una larga serie con las que tanto los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) como los milicianos nacionalistas kurdos de varios grupos armados han provocado más de 250 muertos durante el último año en el país. Turquía, uno de los más importantes miembros de la OTAN, ha pasado de ser un oasis de paz en medio del caos de Oriente Próximo a sucumbir a las tensiones que azotan la zona.
El aeródromo ha empezado a recuperar los vuelos y diversos Gobiernos han actualizado sus recomendaciones de viaje para aquellos que tienen previsto desplazarse a Turquía.