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[Turkmenistán] El islam turkmeno, contra el proselitismo de los demás credos

Iniciativa conjunta de las autoridades estatales e islámicas. Preocupa el crecimiento de algunos grupos religiosos muy activos en el país, como los Testigos de Jehová. Sólo hay 500 cristianos de diversas denominaciones. Sin embargo, la línea oficial es que no habrá persecución.

Las autoridades de la región de Mari, en Turkmenistán, dieron inicio a una campaña para oponerse al crecimiento de los seguidores de otras religiones distintas a la musulmana. Recomiendan a los imanes locales que intensifiquen la predicación contra el proselitismo de otros movimientos y comunidades, que en cualquier caso son una minoría en el país.

A partir del primero de agosto, la administración de Mari y la dirección regional del Ministerio de Seguridad Nacional convocaron a los representantes del clero islámico y al personal al servicio de las mezquitas a reuniones de orientación metodológica, informaron los corresponsales de Radio Azatlyk en Mari. A los participantes se les explicó cuál era la mejor manera de fomentar entre la población la preferencia por el islam, pero absteniéndose de entrar en contacto con religiones extranjeras.

Esta “sinfonía” entre el Estado y el Islam recuerda más a las tradiciones ortodoxas bizantinas que a las teocracias islámicas, donde generalmente el clero prevalece sobre el gobierno. Por su parte, los mulás y los muecines turkmenos están obligados a asistir a las reuniones, cuya supervisión está a cargo de funcionarios del Estado, tienen que firmar las actas y se les fotografía para confirmar su presencia. Hay preocupación por el crecimiento de algunos grupos religiosos muy activos en el país, como los Testigos de Jehová.

En las reuniones metodológicas también se habla de los cristianos. Los hay de varias denominaciones. Incluso hay católicos, pero en realidad son un grupo pequeño, no más de 500 personas frente a una población de 5 millones de turkmenos. Casi todos son de origen polaco o alemán. La misión está encomendada a los Oblatos de María Inmaculada, que celebran en la capilla de la nunciatura (actualmente vacía), donde el superior de la Missio sui juris, el sacerdote polaco Andrzei Madej, celebra en ruso, inglés y polaco. Pero en ningún caso pretende arrebatar los fieles a los musulmanes.

Los oradores de las reuniones de Mari afirman: “si seguimos así, no quedarán musulmanes, entre los jóvenes no hay interés por la religión”. Se espera que el clero predique con mayor intensidad y agresividad, dirigiéndose en particular a las mujeres para que se abstengan de llevar ropa ajustada y de utilizar cosméticos, prescripciones que se han hecho imperativas desde el inicio del mandato del presidente Serdar. Los varones también deben dar muestras de sabiduría y discreción, evitando llevar pantalones cortos aún cuando haga más calor.

Hay quejas sobre el deterioro de los clérigos ancianos más cuidadosos, los que pueden lavar los cuerpos de los difuntos para las ceremonias fúnebres, un servicio que no gusta mucho a los jóvenes. El clero musulmán debe estar más atento e insistir, proporcionando a las autoridades datos sobre la asistencia de familiares musulmanes a actos de otras comunidades religiosas e intentando convencer a los “errantes” de que vuelvan a la “religión tradicional de los turcomanos”. Hay que hacer muchos esfuerzos para convencer a los jóvenes de que asistan al menos a las ceremonias principales y, en general, de que visiten con más frecuencia las mezquitas y las escuelas islámicas, de que “busquen el consuelo de la peregrinación”, de que reciten las oraciones diarias y observen los ayunos, den limosnas y observen las demás prescripciones.

Sin embargo, la instrucción del Estado es recordar siempre que “no habrá persecución por motivos religiosos” en Turkmenistán, aunque las presiones sean cada vez más insistentes sobre la abstinencia de alcohol y el hecho de dejarse la barba. Los representantes de otras religiones no se quejan, pero al menos piden “no utilizar la religión musulmana para alimentar el culto a la personalidad”, como explica un pastor anónimo, refiriéndose a la familia presidencial.

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