Sobre Iglesia S.A, de Ángel Munárriz, libro presentado ayer en la Semana Negra en el acto de Asturias Laica ¿Por qué es necesario un Estado Laico? reseña en el periódico de la Semana Negra, A Quemarropa:
Con la Iglesia hemos topado; nos topamos ayer, al menos, en la charla que abrió la jornada en la Carpa del Encuentro. Se trataba de presentar un libro de reciente publicación en la editorial Akal: Iglesia, S. A.: dinero y poder de la multinacional vaticana en España, escrito por el periodista Ángel Munárriz y que pasa revista a una ignominia irresuelta: la cantidad ingentede recursos que viajan cada año del erario público a lo que Munárriz considera no otra cosa que una empresa privada, la Iglesia católica.
A juicio de Munárriz, es preciso y urgente que España acometa una tercera desamortización que suceda a las ya remotas de Madoz y Mendizábal en el siglo XXI. La Iglesia -denuncia- no sólo se dedica a frenar cualquier empeño social o moralmente emancipador sino que disfruta de una suerte de «rescate público permanente » y vive fuera de los radares del fisco, tan diligentes en su labor de vigilar y castigar el fraude por lo demás. Apenas paga impuestos por sus ingentes propiedades inmobiliarias y, lejos de desempeñar una labor fundamentalmente social, despliega lo más de su actividad en campos mercantiles que uno creería reservados a empresas propiamente privadas, consagradas al beneficio puro y duro. «asesorada por la gran banca, incrustada en la élite económica, la institución católica no ha desdeñado ni la especulación ni las técnicas de elusión fiscal a su alcance. Más parecida al Opus que a Cáritas, más a los kikos que a los franciscanos, más a Wojtyla que a Bergoglio, más a la banca vaticana que al Monte de Piedad, la Iglesia española es hoy una institución apartada de sus fines vocacionales», expone el libro y expuso ayer Munárriz a un público nutrido y que participó activamente en la charla haciendo preguntas y comentarios.
«Nacionalcatolicismo con cargo a la democracia» es el título de uno de los epígrafes del libro, que denuncia también que la fortaleza de la Iglesia significa la debilidad del Estado, desoladoramente incapaz de dejar de financiar un modelo educativo que «se asienta sobre la anulación de los principios de universalidad, solidaridad, equidad y redistribución, sustituidos por una mezcolanza de fachada meritocrática y caridad inmovilista». Se pasa revista en Iglesia, S. A. a -tales son los títulos de los sucesivos capítulos- el tinglado, el paraíso, el sumidero, el expolio, el poder, la pizarra y el negocio de la multinacional más antigua del mundo. «Si aceptáramos -explica Munárriz- que la Iglesia es una empresa, sería, pese a su grandiosidad económica, una empresa mal adaptada al capitalismo. No puede moverse con la agilidad que reclaman las reglas del libre mercado. No puede aceptar fusiones, no puede cotizar en bolsa, no puede admitir que le entren fondos de un private equity, no puede hacer una ampliación de capital, no puede sacar nuevos productos al mercado ni retirar los que ya tiene, no puede imitar productos de la competencia…», y en consecuencia debe sostenerse «rascando dinero de donde puede. recabando de sus fieles. Explotando sus bienes, vendiendo todo lo que puede vender –viviendas, libros, estampitas o dulces, tanto da-, cobrando por todo lo que puede cobrar, invirtiendo hasta donde sus reglas y la opinión pública permiten, alquilando todo lo alquilable». pero como con eso no le llega, porque su colosal estructura necesitaría una operativa mucho más ágil, necesita al Estado; especie de otro yo. la Iglesia «no sabe vivir de otra manera que el Estado», afirma Munárriz.