El filósofo Luc Ferry examina hasta qué punto puede el Estado trabajar para renovar, sobre todo en la niñez y juventud, los principios de moral necesarios para la convivencia pacífica.
El deterioro de los valores aqueja a todo el mundo. La violencia en escuelas, colegios y campos vacacionales, el apogeo de la delincuencia y la droga, los suicidios infantiles, la corrupción, denotan una patología social que se complica con nuevas doctrinas absolutistas que engañan y terminan traicionando al pueblo.
Preocupada por esta decadente realidad, Francia ha resuelto atacar la raíz de la crisis: restablecer la enseñanza de una “moral laica” en escuelas y colegios. El filósofo Luc Ferry examina hasta qué punto puede el Estado trabajar para renovar, sobre todo en la niñez y juventud, los principios de moral necesarios para la convivencia pacífica. Coincide con quienes creen que, sin traspasar los límites de la conciencia individual, debe propiciar el rescate de “los valores que a una sociedad le confieren consistencia, orientación y sentido y a un país personalidad y permanencia”.
El irrespeto a la ley y el recurso a la violencia no desaparecerán de la faz de la tierra. Pero, sin ser ingenuos, cabe preguntarse ¿por qué la inmoralidad ha crecido hasta volver inhabitables calles y plazas de ciudades antes pacíficas y hospitalarias? La oposición a la enseñanza religiosa -para no tocar temas de conciencia- ha ido poco a poco trocándose en un silencio general sobre los valores. El estado laico no debe propiciar religión alguna, pero no puede olvidar su obligación de educar con los principios permanentes de la llamada “ética o moral laica”.
La educación debe poner el acento en los valores, los principios, las condiciones del vivir en comunidad, los derechos y deberes, la propia conducta como parte sustantiva de la conducta social. “Ha llegado la hora del retorno de la moral laica a la escuela” ha reconocido el Ministro francés de educación -socialista- y ha nombrado una comisión que propondrá medidas a corto plazo. Para aclarar su pensamiento, ha dicho: “La moral laica significa comprender lo que es justo, distinguir el bien del mal, tener consciencia de los derechos pero sobre todo de los deberes, conocer las virtudes y los valores”.
Luc Ferry comenta: “Cuando el Ministro evoca la necesidad del rearme moral en las escuelas, se refiere a la Declaración de los derechos humanos, a la libertad como emancipación, al respeto y a la no discriminación, al humanismo… El problema consiste en cómo enseñar estos valores”.
El Ecuador vive episodios de violencia, ilegalidad y corrupción que demuestran que se han perdido los valores que hacían de la nuestra una sociedad fraterna y tolerante. No podemos limitarnos a la constatación de los hechos. Debemos actuar. Y actuar de inmediato. Bien haría el Gobierno si, como Francia, propiciara un estudio serio y objetivo, a fin de tomar medidas para resolver este gravísimo problema. De ello depende el futuro de nuestra patria.