Antropólogo en Guatemala, en su día me tocó presenciar y estudiar las largas colas de indios descalzos que iban a venerar las piedras traídas de la Luna. Y digo “venerar” porque como el meteorito islámico de la Kaaba, esas piedras servían para probar y justificar su estructura socio religiosa, su sumisión ancestral a personajes de origen divino, extraterrestre. Mitos ya prehispánicos que después sirvieron para que se rindieran más fácilmente ante los españoles y, por último, a los literalmente extraterrestres, que les traían como prueba trozos de la Luna. ¿Cómo resistirse a su poderío militar y económico? ¿Cómo rebelarse porque les sacaran hasta las bananas, y les inocularan enfermedades venéreas como cobayas? Distintas capas superpuestas de lo que, en nuestra profesión, llamamos “religiones de esclavos” reforzaban así su sumisión inquebrantable a los designios del Cielo.
La intolerancia judía · por Jordi Llovet
Las religiones, aunque se practiquen menos, dejan una impronta sólida en las costumbres y la moral de una…