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Sexo, religión, muerte, escatología…

Los artistas más encantadores del East End han estrenado su nueva muestra

De tantos años que llevan haciéndolo todo juntos (desayuno, almuerzo y cena; el amor y la guerra) empiezan a confundirse mutuamente: sincronizan gestos, palabras y argumentaciones. Uno arquea una ceja, el otro mira de soslayo. Gilbert Proesch (70 años), italiano de bagaje católico, se afana a decir que son anti religiosos porque la religión segrega a las personas y es nociva; George Passmore (72 años), británico de tradición anglicana, encauza sus razones hacia la política. Son como una versión adulta de Zipi y Zape. Se conocieron en la Saint Matin School of Art en 1969 y desde entonces trabajan juntos y residen en el East End de Londres, un barrio del cuyo cambio demográfico, racial y social que ha experimentado en las últimas décadas han sido testigos en primera persona.

La mayoría de los septuagenarios que habitan su barrio están jubilados. En cambio, Gilbert & George han trabajado con celeridad y estímulo todo el año 2013. Han elaborado 123 obras de fotomontaje -la mayoría de grandes dimensiones en paneles cuadrados- de las cuales 60 se exponen ahora bajo el título 'Scapegoating pictures' (Fotos de las cabezas de turco) en la galería White Cube de Londres, la firma que los representa. La muestra se presenta hasta el 28 de septiembre. Estas imágenes carecen del sentido del humor que les ha acompañado en su larga carrera artística y emiten cabreo. La provocación, que siempre ha estado en su tino, ha subido de tono. ¿Estarán convirtiéndose en viejos cascarrabias?

Se palpa la tensión en las obras. ¿Es intencionada o surge del paisaje urbano que reflejan? Gilbert responde: "Hay tensión en todas partes, y si lo quiere comprobar, acérquese a un aeropuerto para que le registren el interior de la lencería fina que llevas o enchufe la tele y le dirán que puede estallar una bomba en cualquier momento".

Gilbert y George obra

Los fotomontajes están llenos de botes en forma de bombas, que en realidad son frascos de gas hilarante utilizado como droga recreativa, mujeres con burka, los artistas disfrazados de estatuas vivientes, eslóganes rayando el insulto ("fóllate al cura", "paga a un chapero" o "cágate en el altar" son ejemplos al azar) y también sale la reina Isabel II vestida de luto dirigiéndose al funeral de Margaret Thatcher. ¿En eso consiste el país en el que viven? La respuesta es inmediata: "Todo eso y mucho más. Insultar no insultamos porque siempre hemos hablado de sexo, religión, miedo, amor, muerte, vida, raza, escatología… Cuando tomamos una frase es porque tiene algún sentido para nosotros. Las 'bombas de la risa' [globos de helio que dan 'subidones' cortos y legales] empezaron a aparecer por el barrio junto a los clubes de noche, ahora se le llama hippy crack, los barrenderos nos las proveen y nosotros las clasificamos, tenemos miles. Las mujeres con burka no existían hace unos años y ahora sí las hay", cuenta George y Gilbert añade: "Y las bicicletas se han puesto de moda y todos se montan en ellas".

"Rent a rent-boy" no es el único juego lingüístico que pulula en los fotomontajes. Una imagen titulada "Bombers" (los que ponen las bombas, terroristas) muestra una calle de Mallorca con el letrero "Ajuntament de Palma / Cos de Bombers" (Cuerpo de Bomberos) en coincidencia de deletreo. La pareja de artistas, que son como dos al precio de uno, viajan a España en Navidad. Mallorca y Andalucía son sus destinos favoritos. Además de los bomberos, de Mallorca destacan la catedral, "totalmente desproporcionada con el resto y las dimensiones de la ciudad".

Su trabajo se alimentó del 'pop art' y adeudan al arte conceptual a pesar de decir que no están al loro en nada de lo que se produce en el ámbito de la creación, sólo están por lo suyo. Sus herramientas son la cámara de fotos, el ordenador y la impresora. "Nos llevó un año digitalizarnos, pero ahora ya componemos como los renacentistas, pedazo a pedazo o los albañiles que construyen las casas ladrillo por ladrillo. O la arquitectura moderna que utiliza paneles. Nosotros utilizamos un 10% de las fotografías que tomamos y después hacemos los paneles. Nos lo trabajamos todo nosotros. Ahora se lleva mucho el que los artistas dan el visto bueno a lo que hacen otros", remata Gilbert.

Algunas de sus obras previas a 'Fotos de las cabezas de turco' parecen vitrales de iglesias al enzarzar los paneles con los colores y las figuras a contraluz. Altares para ateos en forma de ventanal. En las últimas composiciones el cromatismo se ha reducido al mínimo; rojo, negro y blanco. "Pensamos introducir el azul, pero hubiese remitido al firmamento y al cielo, y el verde a la naturaleza. Decidimos que había poco color, pero para lo que tienen que decir es suficiente", comenta George. Y Gilbert continúa: "Con el ordenador y los colores hemos credo un lenguaje de arte moderno, no somos artistas 'stuckistas'" (los que se quedan 'stuck' o paralizados, un grupo británico contrario al conceptualismo del YBA).

Gilbert y George obras¿Y exactamente qué quieren que digan estas obras? "No podemos estrujar el cerebro de cada persona que las contempla, a cada uno le dirá una cosa distinta, según el momento en el que vive o según la información que tenga en su cerebro o si está enamorado o es un desgraciado en ese instante que observa las imágenes. La reacción del público no la podemos prever", asegura George.

Y ahora que hay mujeres obispo… "En la iglesia no nos verán ni de lejos a nosotros, pero si existen es porque el cambio lo exige la sociedad no porque la iglesia cambie, los dogmas de la religión están escritos en piedra", afirma Gilbert y George añade: "La iglesia nunca se disculpa por nada, ni por la Inquisición y nos tiene que dictar si nos podemos casar o no y cómo tenemos que comportarnos en la vida; un cura del vecindario nos dijo que no quería que sus feligreses fuesen religiosos, sino que fuesen buenos; ése es el único buen cura".

El título de la exposición 'Fotos de las cabeza de turco' surgió de un panfleto que recogieron en la calle en el que decía "Islamofobia, cabeza de turco" a raíz del linchamiento el año pasado del soldado Lee Rigby en el sur de Londres. "Llevábamos tiempo buscando un título y lo de cabeza de turco lo consideramos apropiado para estas imágenes", cuenta Gilbert. Esta simbiosis de artistas que dicen no atender los dictados del arte sí se interesan en cómo va el mundo más allá del este de Londres.

"Ahora un lugar interesante es El Cairo porque ahí se sabrá si tienden a la occidentalización en los valores morales de libertades civiles e individuales o van por la ley islámica y el fundamentalismo; los jóvenes se homogenizan en todo el mundo, pero ojo que si observa el mapa mundial, en muchos países a los homosexuales les cae la pena de muerte o son perseguidos", explica George, quien cree más en la política que Gilbert. El italiano, mencionando países islámicos, recuerda la siguiente anécdota: "Nos llamaron de un museo de Doha para prestar dos obras, una era 'Islam' y la otra 'Mezquita', y nosotros les dijimos que también teníamos sexo, judaísmo, escatología.. Contestaron 'No, gracias'".

Gilbert y George

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