El Papa Benedicto XVI declarará el próximo domingo 7 de octubre a San Doctor de la Iglesia Universal—junto a Santa Hildegarda de Bingen— durante una Misa celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano con la que dará comienzo el Sínodo de los Obispos, que tratará sobre la Nueva Evangelización, un tema que el santo español afrontó ya en el siglo XVI cuando le encargaron como misión evangelizar al pueblo de Andalucía.

En la Eucaristía, concelebrarán los Padres Sinodales y los obispos de las Conferencias Episcopales española y alemana, países de origen de los santos que serán proclamados doctores. Al comienzo de la misa, el Pontífice proclamará a Doctor de la convirtiéndose así en el cuarto santo español en ser declarado doctor, junto con , y .

Con San Juan de Ávila, la Santa Sede concederá el trigésimo cuarto doctorado de la historia de la Iglesia tras varios exámenes en los que el santo español ha obtenido “matrícula de honor”, según ha indicado la postuladora de la Causa del Doctorado, , ya que, tanto los 12 teólogos como la sesión plenaria de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano dieron su aprobación “unánime”.

LA VICEPRESIDENTA ESTARÁ EN EL VATICANO

La vicepresidenta primera del Gobierno, , será la presidenta de la Delegación que acudirá al Vaticano a la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal.

San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en una familia cristiana de muy buena posición económica. Con 14 años se fue a estudiar Leyes a la y, más tarde, se trasladó a la de Alcalá para estudiar Artes y Teología. En 1526 es ordenado sacerdote y para festejarlo, invita a comer a doce pobres, vende sus cuantiosos bienes y los distribuye entre los necesitados.

Su intención era embarcarse hacia México para evangelizar allí, pero el entonces arzobispo de Sevilla le propone quedarse en Andalucía por su éxito en la predicación. En 1531, fue denunciado a la Inquisición de Sevilla por haber sustentado proposiciones sospechosas en sus predicaciones de Écija y Alcalá de Guadaira y permaneció recluido durante dos años en el Castillo de San Jorge, en Triana, donde se dedicó a orar y donde redactó la primera versión del ‘Audi filia’. Finalmente, fue absuelto. Juan de Ávila fue declarado patrono del clero secular de España en 1946 por el Papa Pío XII y canonizado en 1970 por Pablo VI.

ORIGINALIDAD Y CONSISTENCIA

En un mensaje redactado por los obispos de la Conferencia Episcopal Española -que es la que presenta la causa a través de María Encarnación González— explican que la “originalidad” de este santo residía en su “consistente y actualizado saber teológico, en la seguridad de su enseñanza y en el cabal conocimiento de los Padres, los santos y los grandes teólogos”.

Precisamente, apuntan que San Juan de Ávila será nombrado doctor por su estudio y contemplación “con singular clarividencia” de los misterios de la fe así como por ser capaz de exponerlos a los fieles para que les sirvan como guía en su formación y en su vida espiritual y por vivir “de forma coherente” con su enseñanza.

Además, destacan su “sabiduría”, su promoción de las distintas vocaciones en la Iglesia —laicales, a la vida consagrada y al sacerdocio— y le definen como una persona “desprendida, generosa, enamorada de Dios” que vivió “desposeído de los bienes materiales”. En esta línea, recuerdan que, tras ser ordenado sacerdote en 1526, celebró su primera misa solemne en su pueblo natal y lo festejó “invitando a los pobres a su mesa y repartiendo entre ellos su cuantiosa herencia”.

Según apuntan, sobre él se decía que “si, por desgracia, la Biblia se llegara a perder, él solo la restituiría a la Iglesia porque se la sabía de memoria”. Además, fue un gran escritor y, entre sus obras, destacan el tratado de vida espiritual ‘Audi, filia’ que comenzó a escribir cuando estuvo recluido en la cárcel inquisitorial de Sevilla, debido a acusaciones infundadas de las que salió absuelto.

Los obispos españoles aseguran que la voz de este santo se alza “potente, humilde y actualísima” en estos momentos en que “apremia la urgencia de una nueva evangelización”.