El líder de la Conferencia Episcopal, que aspira a un cuarto mandato pese a que en breve debería presentar su renuncia al Papa como arzobispo de Madrid por cumplir 75 años, dice que las redes sociales propician «un estilo de vida virtual y vac
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, considera que las redes sociales provocan entre los jóvenes un estilo de vida "vacío", que, unido a la actual crisis económica, aumenta las "incertidumbres" y el "todo vale" entre la juventud.
En su discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la CEE, en Madrid, ha señalado que los jóvenes de hoy "ya no son exactamente aquellos de hace 25 años que respondieron a las primeras convocatorias de Juan Pablo II", que habían experimentado "la decepción de las utopías fermentadas 20 años antes en el mayo del 68" y en un contexto en el que, tras la caída del muro de Berlín en 1989, habían desaparecido "los ideales igualitarios de impronta totalitaria que se imponían al otro lado del telón de acero", en alusión al comunismo.
Rouco Varela ha subrayado que Internet ha cambiado la vida actual de los jóvenes, y puso como ejemplo de ello "los acontecimientos de ahora mismo en el mundo árabe". "La Red se ha convertido en un instrumento poderosísimo de información y de comunicación, pero también de propagación de fórmulas de vida de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana", ha apostillado.
En este sentido, Rouco indicó que los jóvenes se encuentran expuestos a "la indiferencia ante el bien por el 'todo vale", y las redes sociales propician "un estilo de vida virtual y vacío. Se encuentran expuestos a la influencia desorientadora del relativismo".
Al margen de estas declaraciones, el debate episcopal se centra hoy en la figura del cardenal Antonio María Rouco, que en agosto próximo, cuando cumpla 75 años, debe presentar su renuncia al Papa como arzobispo de Madrid. Es la norma canónica, que se cumple a rajatabla. Pese a todo, Rouco aspira a ser reelegido mañana como presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para un nuevo mandato de tres años. Muchos obispos consideran esa pretensión como un órdago al Vaticano, salvo que Benedicto XVI haya pedido al cardenal de Madrid que se presente a la reelección. Ambos se entrevistaron en Roma el pasado día 15.
Si sale elegido mañana, Rouco superará al legendario cardenal Vicente Enrique y Tarancón en años de liderazgo sobre el catolicismo español. Rouco presidió la Conferencia Episcopal entre 1999 y 2005, y volvió al cargo en 2008 después de perderlo tres años antes frente al obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, hoy arzobispo de Valladolid. Tarancón también fue presidente de la Conferencia Episcopal en cuatro trienios (entre el 30 de mayo de 1971 y el 23 de febrero de 1981), pero al primero accedió por fallecimiento del titular, el arzobispo de Madrid, Casimiro Morcillo, del que era vicepresidente desde 1969.
La Asamblea General de la Conferencia Episcopal se inicio esta mañana, camino del mediodía, con un discurso de Rouco centrado sobre todo en la Jornada Mundial de la Juventud que se va a celebrar en Madrid entre los días 16 y 21 del próximo agosto. El Papa pasará en la capital de España cuatro jornadas con ese motivo, con una agenda que el cardenal arzobispo desgranó hoy con bastante detalle.
Antes de regresar a Roma, Benedicto XVI tendrá oportunidad de felicitar a Rouco por su cumpleaños, el 20 de agosto. El Vaticano suele manejar a su antojo la obligada renuncia de los obispos a sus cargos cuando cumplen 75 años, ampliando muchas veces sus mandatos cuando les son especialmente queridos (o acelerando la dimisión en caso contrario), pero nunca se prolonga esa gracia tres años, como ocurrirá si Rouco es reelegido. La posibilidad de que el prelado de Madrid abandone la presidencia antes de tiempo, provocando una asamblea extraordinaria para elegir sustituto, resulta impensable. Cuando Tarancón presentó su renuncia en 1983 (había dejado la presidencia de la CEE el 23 de febrero de 1981), le fue aceptada inmediatamente por Roma, en una demostración del poco aprecio que le tenía el polaco Juan Pablo II.
La curiosidad sobre el futuro de Rouco, uno de los más influyentes prelados del catolicismo español en este tiempo, se despejará mañana a mediodía. Pocos esperan sorpresas en las votaciones, aunque no hay que descartarlas. El voto es secreto y los electores, 75 prelados desperdigados por la geografía nacional y con gran autonomía, pese a que muchos de ellos deben el cargo al propio Rouco como uno de los miembros de la poderosa Pontificia Congregación que en Roma designa a los obispos de todo el mundo.
Rouco expresó esta mañana su disponibilidad, como conclusión del discurso inaugural de la asamblea y tras aludir al procedimiento estatutario para la "renovación de cargos". Dijo: "Lo haremos en un ambiente de comunión fraterna y de disponibilidad para asumir las tareas que sean necesarias o convenientes para el buen funcionamiento de la Conferencia".
Los otros candidatos
Si abundan los obispos moderados y dialogantes frente al poder político, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, podrían alzarse con la presidencia de la Conferencia Episcopal frente a las pretensiones del cardenal Rouco. Lo natural es que haya varios candidatos con posibles, y no una carrera sin obstáculos para el cardenal de Madrid. Para la vicepresidencia también hay partido, según los sondeos entre pasillos. Los partidarios de Rouco dan por sentado que este quisiera en el cargo al otro cardenal en activo en España, el arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, pero este también tiene el inconveniente de su edad, 74 años.
Más posibilidades se concede a Ricardo Blázquez, que desempeña la vicepresidencia desde hace tres años tras perder por solo dos votos la presidencia frente a Rouco. Blázquez era entonces obispo de Bilbao. Poco después de perder el liderazgo episcopal frente a Rouco, fue trasladado a la sede archidiocesana de Valladolid con el rango de arzobispo.
Estos son los perfiles de algunos candidatos.
Cardenal Antonio María Rouco. Gallego de Villalba (Lugo), Rouco nació en un mal año y peor mes en la historia de España: el 20 de agosto de 1936, semanas después de que un grupo de militares, encabezados por Franco, también gallego, desnucaran al Estado provocando una terrible y larga guerra incivil. La jerarquía de la Iglesia católica de entonces apoyó, casi en su totalidad, el golpe militar proclamando poco después a un bando de la contiende como "cruzados" de Dios. Tras realizar estudios en latín, humanidades y filosofía en el seminario de Mondoñedo entre 1946 y 1954, Rouco estudió Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y amplió estudios de derecho y teología en la Universidad de Múnich, doctorándose en 1964 con la tesis Iglesia y Estado en el siglo XVI. Habla, por tanto, un perfecto alemán, lo que le permite una relación muy fluida con el papa Benedicto XVI, de civil Joseph Ratzinger. Rouco fue profesor en la Pontificia de Salamanca, e incluso vicerrector, hasta su nombramiento como obispo auxiliar de Santiago de Compostela, primero, y más tarde arzobispo en esa misma ciudad. Es arzobispo de Madrid desde 1994. En 1998 Juan Pablo II lo nombró Cardenal. De carácter suave pero firme, ha mantenido una línea de intransigencia ante el Gobierno, manifestándose incluso por las calles de Madrid contra la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo promovida por el Ejecutivo Zapatero. En 2007 una sentencia del Tribunal Supremo condenó al Arzobispado de Madrid, presidido por Rouco, como responsable civil subsidiario de un caso de abusos sexuales continuados a un menor por parte de un sacerdote madrileño.
Lluis Martínez i Sistach. El peso de la jerarquía catalana en la Conferencia Episcopal ha sido grande en el último siglo, con el cardenal Vidal i Barraquer en cabeza. Más tarde, han destacado los cardenales Jubany y Carles, este último ocupando la vicepresidencia de la CEE en el primer mandato de Rouco, entre 1999 y 2003. Ahora, Rouco quisiera repetir la experiencia, esta vez con el también cardenal Martínez i Sistach. Nacido en Barcelona en abril de 1937, estudió con los Maristas, se hizo maestro y fue ordenado sacerdote en Cornellá de Llobregat en septiembre de 1961 por el aquel entonces arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego Casaus. Amplió estudios en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, en la que se doctoró en derecho civil y canónico con la tesis El derecho de asociación en la Iglesia. Es obispo desde 1987, primero como auxiliar de Barcelona y más tarde en la diócesis de Tortosa. Después de presidir la sede metropolitana de Tarragona y la Conferencia Episcopal Tarraconense, en 2004 fue nombrado arzobispo de Barcelona en sustitución del cardenal Ricard Maria Carles. Benedicto XVI lo hizo cardenal hace tres años.
Ricardo Blázquez Pérez. Pocas veces un obispo accede a la presidencia de una conferencia episcopal nacional sin recibir de Roma la distinción de un arzobispado e, incluso, un capelo cardenalicio. Blázquez sufrió esa experiencia, hasta ese punto disgustó al Vaticano que arrebatara el liderazgo a Rouco en una votación secreta. Ocurrió en marzo de 2005 y el entonces obispo de Bilbao lo pagó. Solo cuando el cardenal de Madrid recuperó el mando, fallecido ya el vengativo papa Wojtyla, Benedicto XVI le elevó de rango, encargándole el pontificado de la archidiócesis de Valladolid. Nacido en Villanueva del Campillo (Ávila) en abril de 1942, es sacerdote desde 1967 y se doctoró en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1967-1972). Entre 2000 y 2005 fue Gran Canciller de la Pontificia de Salamanca después de unos años como decano de su facultad de Teología. Juan Pablo II lo hizo en 1988 obispo auxiliar de Santiago, con Rouco como pontífice, y pasó más tarde a Palencia, desde donde accedió a la diócesis de Bilbao en una decisión muy contestada por los nacionalistas vascos. En 2005 ganó a Rouco la presidencia de la Conferencia Episcopal y es el vicepresidente desde 2008. Ha sido uno de los cinco investigadores del Movimiento Regnum Christi, más conocido como Legionarios de Cristo.
Carlos Osoro Sierra. Cántabro de Castañeda, el arzobispo de Valencia tiene 65 años y puede ser la sorpresa de mañana, si finalmente fracasa el empeño de Rouco de repetir en el cargo a punto de cumplir la edad de jubilación (75 años). Osoro pertenece al Comité Ejecutivo desde hace seis años y figura en todas las quinielas, también para ocupar la vicepresidencia. Fue vocación tardía (antes se hizo instructor elemental de Educación Física, diplomado en Magisterio y licenciado en Matemáticas). Finalizada su formación, ejerció la docencia en el Colegio de La Salle de Santander. Decidido a hacerse sacerdote, cursó los primeros estudios eclesiásticos en el colegio mayor El Salvador, en Salamanca, fue ordenado en 1973 y su primer destino pastoral le llevó a la parroquia de la Asunción de Torrelavega. En 1977 es nombrado rector del seminario diocesano de Santander, cargo que ocupa hasta 1997 y que compagina con el de Vicario General. Juan Pablo II lo nombra ese año obispo de Orense, y en 2002 arzobispo de Oviedo. Desde enero de 2009 es arzobispo de Valencia.