El arzobispo amenaza con la expulsión a los que incumplan el celibato
Representan al 20% del clero español, unos 5.500 sacerdotes. En el mundo, son más de 150.000. Son los curas casados, hombres que abandonaron el sacerdocio y se secularizaron. Muchos de ellos continúan trabajando en la Iglesia. Algunos, incluso, continúan dando misa y confesando. Al menos hasta ahora. Porque el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, no les quiere y lo dejó claro.
En respuesta a un reportaje de TVE emitido recientemente sobre curas casados, el Arzobispado de Madrid, "para evitar la confusión de los fieles", ha indicado que "la Iglesia prohíbe celebrar la Santa Misa, así como los demás sacramentos, a los sacerdotes secularizados o que han contraído matrimonio, abandonando así sus compromisos sacerdotales".
Traidores
"Malos curas, y traidores". Así define Rouco a estos hombres, cuyo único delito fue el de reivindicar la abolición del celibato obligatorio, una norma impuesta por Roma en el siglo XII, pero que a día de hoy sólo afecta a los curas de rito latino. Los sacerdotes de rito oriental, también católicos, sí pueden casarse, así como los pastores anglicanos, ortodoxos o evangélicos.
En su nota, el cardenal de Madrid asegura que, en su diócesis, cuando se verifica una situación así, "las autoridades eclesiásticas comunican inmediatamente dicha prohibición al interesado". Y es que en Madrid, prosigue el comunicado, "no se tiene constancia de que ningún sacerdote que se encuentre en esa situación celebre los sacramentos en alguna iglesia o lugar de culto de la archidiócesis".
Sin embargo, en la capital de España, concretamente en Vallecas, Julio Pérez Pinillos sigue ejerciendo su ministerio. Pinillos, uno de los primeros "curas obreros", se casó en 1977 con Emilia y juntos presiden el Movimiento Pro Celibato Opcional. El sacerdote prefirió no profundizar en el tema por temor a las consecuencias del comunicado de Rouco contra él y sus compañeros (una veintena de curas en Madrid).
Pinillos se confiesa "rebelde". "Porque el Evangelio te invita a la honestidad, no a la doble vida", dice. Aunque la jerarquía se muestre intolerante, lo cierto es que, según varios estudios, siete de cada 10 católicos verían con buenos ojos que los sacerdotes pudieran casarse. Esto, junto a la escasez vocacional, ha llevado a altos responsables vaticanos, como el cardenal Martini, a pedir la abolición del celibato sacerdotal.