“No podemos permitir acusaciones insidiosas contra la Iglesia”
Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Madrid, ha aprovechado la inauguración de la XCV Asamblea Plenaria para defender al Papa Benedicto XVI de las “acusaciones insidiosas” y “descalificaciones” derivadas de los casos de pederastia en el seno de la Iglesia. Ayer el Pontífice intentó zanjar esta crisis, la más grave de la historia reciente del Vaticano, anunciando que los suyos llevarán ante la Justicia a los sacerdotes pederastas. Ni Benedicto XVI ni Rouco, sin embargo, parecen las personas adecuadas para presumir de mano dura con la pederastia. Si el máximo representante de la Iglesia encubrió a un sacerdote que abusó de 200 niños sordos en un colegio especial de Milwaukee, su pastor en Madrid fue condenado a pagar 30.000 euros como responsable civil subsidiario de abusos a un menor. Así las cosas, esta Iglesia no parece capacitada para predicar con el ejemplo.
Este lunes, Rouco ha cerrado filas con el Papa asegurando que los obispos "pondremos más cuidado, los medios adecuados, para prevenir y corregir" casos de pederastia, "para que nadie pueda pensar que la comisión de tales crímenes puede ser compatible con el sacerdocio".
Lamentaciones de Rouco
En la inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, Rouco ha expresado el apoyo de los obispos españoles al papa Benedicto XVI subrayando que "no podemos admitir que acusaciones insidiosas sean divulgadas como descalificaciones contra los sacerdotes y los religiosos en general y, por extensión, contra el mismo Papa". "Nos duelen en el alma los graves pecados y delitos cometidos por algunos hermanos en el sacerdocio y por algunos religiosos que han abusado de menores, traicionando la confianza depositada en ellos por la Iglesia y por la sociedad", ha aseverado, insistiendo en que éstos deben responder de sus actos ante Dios y ante la Justicia.
El pederasta de Aluche
Lo cierto es que, aunque ahora parezca tan rotundo, el historial de Rouco contra la pederastia no es muy elogioso. En julio de 2007, el Tribunal Supremo ratificó una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid condenando a su Arzobispado, el de Madrid, a pagar 30.000 euros de indemnización por abusos sexuales a un menor. Según el Alto Tribunal, que archivó el recurso de Rouco contra este fallo, el Arzobispado fue responsable civil subsidiario al intentar silenciar el caso del sacerdote de Aluche, Rafael Sanz Nieto, quien abusó continuadamente de una menor y fue condenado a dos años de prisión. Fueron los catequistas de la parroquia quienes denunciaron los hechos ante la Fiscalía de Menores, ante la pasividad del propio Rocuo, quien fue informado por carta de lo ocurrido. La contestación fue tajante, pero no contra el pederasta: los catequistas fueron expulsados y represaliados por las autoridades judiciales.
Y el de Alcalá
Esa no era, sin embargo, la primera vez que un cura protegido por Rouco se sentaba en el banquillo por abusos a un menor. En mayo de 2003, José Martín de la Peña, juez eclesiástico y sacerdote de la diócesis de Alcalá de Henares, fue condenado a 10 años de prisión por abusar sexualmente de una menor de forma continuada entre 1978 y 1988. También entonces el presidente de la Conferencia Episcopal conocía los hechos: la propia madre de la víctima se reunió con él dos veces, obteniendo por respuesta varios intentos de neutralización del Arzobispado. El cura en cuestión siguió oficiando misa con normalidad hasta que el caso llegó a los tribunales.
Benedicto XVI y el padre Murphy
Así las cosas, Rouco no parece el más apropiado para recetar “medias preventivas y penales” contra los pederastas, y su pasividad ante estos delitos hace difícilmente creíbles sus declaración sobre lo “intolerable” de “faltar tan gravemente a la castidad”. Tampoco parece de rigor pregonar mano dura contra los pedófilos criticando las “acusaciones insidiosas” divulgadas “como descalificaciones” contra “el mismo Papa”. La polémica en torno a Benedicto XVI se sustenta en documentos recogidos en un sumario judicial contra la Diócesis de Milwaukee (EEUU). En 1995, dicha delegación envió varias cartas al entonces cardenal, Joseph Ratzinger, informándole de los abusos cometidos por el padre Murphy contra 200 niños sordos. Ratzinger nunca contestó y el cura en cuestión murió en 1998, dando misa y rodeado de niños.
El aborto y el matrimonio gay
Ajeno a estas informaciones, Rouco ha seguido por sus derroteros habituales y ha criticado la nueva Ley del Aborto, que "supone un retroceso muy grave hacia el abismo de la cultura de la muerte”, pidiendo a todos una reflexión sobre "en qué medida nuestros pecados de acción o de omisión han podido contribuir a la triste situación que lamentamos". También ha hecho mención al matrimonio entre homosexuales, cuya regulación en el Código Civil va a cumplir cinco años, porque en su opinión éste "ha dejado de reconocer y de proteger al matrimonio en su especificidad propia en cuanto consorcio de vida entre un varón y una mujer". Al menos, el cardenal no ha llegado al nivel del segundo del Vaticano, Tarcisio Bertone, quien la semana pasada equiparó pedofilia y homosexualidad.