El PSOE rechazó propuestas contra la disciplina de voto y la Monarquía, lo que provocó pitidos
El PSOE ha vivido un fin de semana de intenso debate interno sobre propuestas que rompen la trayectoria de un partido muy centrado desde que llegó al Gobierno, en 1982. Tan radicales eran algunos planteamientos, que la dirección, que aceptó cuestiones muy novedosas y arriesgadas para un partido de centro izquierda, frenó otras, en especial dos: la eliminación de la disciplina de voto y la apuesta de algunos por la república. Estas son algunas de las propuestas aprobadas más novedosas.
» Relación sueldo ejecutivo-trabajador, máximo 12 a 1. La economía era la gran apuesta de la conferencia. La gran novedad es una reforma fiscal que rompe la línea tradicional del PSOE y trata de recuperar dinero de las rentas altas y las empresas —a través de una nueva fusión entre el IPRF y el impuesto del patrimonio— y rescatar a las más bajas —eliminado el IPRF por debajo de 16.000 euros anuales—. Además está el blindaje del Estado del bienestar a través de reformas constitucionales y un fondo de garantía similar al de las pensiones. Pero ayer se destacó una propuesta para evitar las enormes diferencias salariales que dominan muchas empresas españolas y que han aumentado en los últimos años. El PSOE pedirá una modificación de las escalas salariales “para que ningún directivo gane 12 veces más que un trabajador dentro de una empresa”. También se plantea crear una garantía de ingresos mínimos para ciudadanos que estén pasando por dificultades coyunturales, como perder el empleo.
» Aplausos por la ruptura del concordato con el Vaticano. Lo más aplaudido por los cuadros y militantes presentes en la Conferencia fue el giro del PSOE sobre sus relaciones con la Iglesia. Se aprobó por unanimidad denunciar el concordato de 1979 con el Vaticano, renegociarlo “desde cero” y sacar la religión del currículum académico e incluso del horario escolar. Algunos pretendían que no se enseñara en los colegios, pero la dirección buscó la vía intermedia de que se imparta, aunque solo cuando acaben las clases ordinarias. Además, se harán desaparecer los símbolos religiosos del ritual público; por ejemplo, de la toma de posesión de los ministros, una antigua reclamación de los laicistas del PSOE nunca atendida por la cúpula desde el Gobierno.
» Pitos por la defensa de la Monarquía. Mucho más polémico y complicado para la dirección fue el debate sobre la forma de Estado. Ramón Jáuregui tuvo que aplicar todas sus dotes de negociación para buscar una transaccional. Gran parte de las 70 enmiendas, sobre todo de Juventudes Socialistas, pedían al PSOE que apueste por un referéndum para que los españoles puedan elegir entre monarquía y república. Jáuregui las rechazó y pactó una vía intermedia. “El PSOE reivindica su tradición política republicana, pero cree que debe mantenerse el consenso constitucional sobre la Monarquía. No es posible un acuerdo alternativo en nuestro actual panorama social”, se lee. Pero el PSOE, a la vez, “reclama a la institución monárquica el máximo respeto al reparto poderes y que responda con eficacia, austeridad y transparencia a sus funciones constitucionales”. También se pide regular la abdicación y la figura del Príncipe. Era el pacto de mínimos, pero cuando fue leído en la conferencia recibió una sonora pitada, la única, de todos los que esperaban más.
» Primarias abiertas y transparencia. “Las dos decisiones clave, qué proyecto tenemos y qué persona lo encabezará, las toman los ciudadanos. Es el cambio más importante del PSOE en muchos años”, resumió María González al presentar la iniciativa de las primarias abiertas. El PSOE confía ahora en empujar a otros partidos a seguir su estela, aunque no parece que el PP tenga ninguna intención de hacerlo.
Incluso está en el ambiente de la conferencia, aunque se ha dejado la decisión para el próximo congreso federal, que el secretario general sea elegido por toda la militancia, algo nunca visto en el PSOE. Además, se cambiará el concepto de militante: habrá “afiliados directos”, no vinculados a una sede regional, que funcionarán por la red. El PSOE, que admite su debilidad y el distanciamiento de la política de la ciudadanía, trata de dar facilidades para que la gente vuelva a acercarse. También habrá listas cremallera —un hombre, una mujer— en todo el PSOE, también cargos internos.
Para luchar contra la corrupción y la mala imagen de la política, se sanciona el principio “una persona, un sueldo”, y se encarga un nuevo código ético que obligará a dimitir si alguien es procesado —no basta con la imputación—, y se obligará a todos los cargos a publicar sus datos económicos, cuentas, declaración de renta y sus agendas públicas.
» Dificultar la “puerta giratoria” política-empresa. El PSOE también plantea regular los lobbies, algo que el PP también ha prometido, pero sobre todo fue muy aplaudida una promesa: “Hay que dificultar la puerta giratoria”, la salida de altos cargos de la política hacia empresas que se pudieron beneficiar de sus decisiones o que los utilizan de lobbistas. “Eso nos mata, a la derecha no, pero a nosotros nos deslegitima frente a los electores”, señaló la dirección en medio de grandes aplausos.
» Más autonomía del diputado, pero disciplina de voto. El aparato rechazó la posibilidad de eliminar el concepto de disciplina de voto, que no existe en el mundo anglosajón. Se mantendrá “para dar estabilidad”, según la versión oficial, pero se plantean reformas del reglamento del Congreso para dar más papel a los parlamentarios, una autonomía que ahora no tienen. Las comisiones de investigación se volverían obligatorias si las apoya un tercio del Parlamento. La cúpula tampoco se atrevió a plantear abiertamente una reforma electoral, como pedían algunos, aunque sí dejó claro que le gusta el modelo alemán, que tiene una parte proporcional y otra en la que los diputados son elegidos por circunscripciones.
Habrá listas cerradas, pero con la posibilidad para los electores de marcar una preferencia o dos si se eligen más de 10 diputados. Además, el PSOE apuesta por más referéndums y lograr que los programas electorales sean exigibles. Se pretende también cambiar la ley para hacer obligatorios los debates electorales.
» Prohibición de formaciones fascistas y xenófobas. Otra importante novedad, que se verá en qué se sustancia, es que el PSOE apuesta ahora por la prohibición, a través de una reforma de la Ley de Partidos, de formaciones fascistas y xenófobas. Es algo que sucede en Alemania, pero en España siempre se ha rechazado y el PP no está de acuerdo con ello, al menos de momento.
» Limitar el indulto. Otra modificación importante es el indulto, que se rige aún por una ley del siglo XIX y es muy polémico. Tampoco aquí se plantea eliminarlo, pero sí convertirlo en una medida excepcional, que debe ser motivada —ahora ni siquiera es necesario dar las razones— y solo para casos en los que el tribunal sentenciador esté a favor. Se excluirán indultos en casos de corrupción, algo que ha sucedido recientemente. En la memoria de todo el PSOE está el daño que le hizo el indulto que Zapatero, ya en funciones, concedió al banquero Alfredo Sáenz.
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