Con la modificación del reglamento de Protocolo y Ceremonial municipal de Huesca sólo puedo decir «¡ya era hora!». Es una vergüenza que en pleno siglo XXI y formando parte de la Unión Europea todavía haya que exigir el respeto y cumplimiento del articulado que la Constitución recoge. Es muy triste ver cómo algunos representantes políticos no diferencian entre el ámbito privado y el público (debieron perderse ese capítulo de Barrio Sésamo). También es muy decepcionante comprobar cómo tratan las noticias los medios de comunicación llevando el deber de información a su espectro ideológico. Personalmente agradezco este halo de aire renovado que el consecuente tripartito municipal en Huesca ha introducido y espero sirva de ejemplo en este país cada vez más retrógrado.
Autoridades públicas en actos religiosos
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