La laicidad del estado como precepto constitucional es flagrantemente violado por gobiernos y presidentes latinoamericanos, clara herencia del colonialismo español, práctica que de «hecho» contra el Derecho oficializa y privilegia al catolicismo.
La visita de Benedicto XVI a España por la Jornada Mundial de la Juventud ha despertado la indignación de grupos laicos, ateos y protestantes, debido al financiamiento de ochenta millones de euros por parte del gobierno español para la realización del evento estrictamente religioso.
“En tiempo de crisis el acontecimiento desborda con mucho la contención y austeridad del estado económico de España” dicen los manifestantes en diversas proclamas.
La Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, a celebrarse el 18 de Agosto ha provocado la irritación de varios grupos sociales y religiosos por la cantidad de euros que el gobierno Español ha destinado a la estancia del líder católico, desvirtuando el precepto constitucional que establece la laicidad del estado.
Europa Laica, Redes Cristianas, Cristianos por el Socialismo y la Asociación Madrileña de ateos y librepensadores redactaron un escrito en contra de la visita del Papa por el “exagerado” desembolso de dinero en tiempo críticos de la economía Española, y afirmaron que el evento supera los límites de la cortesía y las obligaciones que el Estado tiene con cualquier visitante extranjero ilustre, según detalló El periódico de España.
El diario continuó explicando que la Constitución española promueve un estado no confesional de fe, entonces, la neutralidad y acepción de otras religiones es la mejor garantía de Culto.
Por su parte los manifestantes del movimiento 15-M tomaron una decisión en la asamblea que celebraron la noche del pasado viernes seis de agosto, después de «reconquistar» la Puerta del Sol tras una larga manifestación por las calles del centro de Madrid sin que la Policía les pusiera obstáculo alguno.
Según la página web donde publican las actas de estas reuniones, varios «indignados» del 15-M propusieron llevar a cabo otras acciones ofensivas durante la visita del Pontífice a la capital, aunque todavía tienen que ser aprobadas.
No obstante, ya se habla de manifestarse disfrazados de bebés para protestar contra la pederastia dentro del clérigo de la iglesia católica, así como ocupar los colegios públicos cedidos a la Jornada Mundial de la Juventud para albergar a peregrinos de todo el mundo, reivindicar los derechos del colectivo gay español besándose cuando el Papa pase por su lado, o boicotear las empresas patrocinadoras de las jornadas.
Aunque en su web el 15-M asegura que estas manifestaciones no son por la visita de Benedicto XVI en sí, «sino por la financiación pública» del viaje, para muchos críticos los «indignados» vuelven a demostrar que la tolerancia y el respeto que promulgan sólo los aplican a los que piensan como ellos a pesar de que cuando comenzó el 15-M, aseguraban que todas las creencias e ideales tenían cabida en el movimiento.
En las últimas marchas de los «indignados» del 15-M han abundado las pancartas en contra de la iglesia católica y hasta se ha observado una que otra pancarta antisemita, en clara manifestación judeofobica.
Otras informaciones aseguran que el próximo 17 de agosto, a las 19.30, víspera de la llegada de Joseph Ratzinger a Madrid para clausurar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), 140 entidades políticas, ciudadanas y sindicales han convocado una manifestación desde la plaza de Tirso de Molina a la glorieta de Cibeles para protestar por la visita que entienden “inadecuada, mal planteada y que con erario público consagra una religión determinada frente a la sociedad laica”, según Europa Laica, una de las entidades convocantes.
Estas instituciones denuncian “los enormes privilegios de la Iglesia católica oficial”. Como ejemplo citan la evidente participación de las autoridades públicas y funcionarios de estado en la Jornada Mundial de la Juventud, y “la continua mezcla de poder civil y religión”.
Europa Laica quiere “prevenir a los poderes públicos de posibles injerencias del Papa y otros clérigos en leyes y normas democráticas aprobadas por el Parlamento, como han hecho en recientes y anteriores visitas, mientras que siguen sin pedir perdón sobre hechos delictivos que han cometido en las últimas décadas”, en alusión a los escándalos de pederastia.